Poemas sueltos / Silvia Eugenia Castillero
VI
Busco mi sombra en las columnas del templo
y encuentro un harapo.
Voy río abajo para escuchar mi voz
y no hay cauce ni agua.
Meto un dedo en mis entrañas
y una serpiente muerde.
Hurgo en los costados de mi piel
y salen al trote caballos ciegos.
Si por fin abro una puerta solo me esperan
manos, camas y lanzas.
Despoblaron mi cuerpo.
No le quedan muros
ni puentes,
tendido bajo la luna
en un alambre de púas.
Debo soñar que está en un saco de semillas,
y que retoña.
Centaura
(homenaje a Camille Claudel)
Cabalgué los siglos necesarios para llegar al otro extremo de la planicie. Fue de noche fulgores: como sangre se deslizaron por las venas. El tiempo era rectangular, y quise agotarlo; pero no había extremo en esa tierra milenaria, no hubo más que galope y un desenfrenado deseo por recorrerlo todo. En la llanura me acoplé al macho, mi torso giraba sobre él, mi talle tan ágil quería ser ala. El corcél, con sus músculos crispados, resistió para que yo no avanzara, y la tierra junta cedió al hunidmiento de sus patas. Sentí capas y capas de arcilla que me cegaron a mitad del mundo. Entonces fui retoño entre la piedra.
Tomado con autorización de la autora de: Zooliloquios. Historia no natural. México, CONACULTA, 2003.
2 comentarios
Marcela -
Qué bueno que Silvia Eugenia Castillero escribe, para abrir los ojos con ella.
Alfredo Camacho Lara -