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El cartapacio del alecrán

Ráfagas / Gusts

Remedios bucólicos / Esther Pérez Feria / Remédios Bucólico

Remedios bucólicos / Esther Pérez Feria / Remédios Bucólico

 Para curar la melancolía, acompañe a su unicornio a beber agua del arroyo. Mientras la criatura sacia su sed, busque consuelo entre la suavidad de su blanco pelo. Repita cada mañana hasta que sienta alivio completo o cuando se aburra.

Para curar la nostalgia, diríjase al jardín y recite un desgarrador poema de amor enjugándose las lágrimas con pétalos de rosas rojas. Al terminar, mire al cielo y maldiga cien y un veces al canalla que la abandonó. Acto seguido, aliñe su corazón y emprenda la búsqueda de un nuevo amante.

Para curar la tristeza, colecte raíces y brotes de nomeolvides, capullos de siemprevivas y tiernos tallos de margaritas. Prepare una infusión con todo ello y deje enfriar. Mirando hacia el norte, coloque media taza de miel de abeja en un cuenco de cerámica. Luego vierta el líquido y mezcle con una cuchara de madera, haciéndola girar suavemente en la misma dirección en la que vemos al Sol pasar sobre la Tierra. Beba al amanecer, con el primer rayo de luz.

Para curar la culpa, tome un baño en el río al medio día. Mientras se sumerge en sus aguas poco profundas, llame a las ninfas y confiese con ellas su falta. Tome nota de la tarea que le será dictada. Atienda la encomienda al pie de la letra y verá cuan pronto llega la gracia del perdón. Rectificado su error, aprenda que no hay culpa que dure cien años ni río que no la cure, pero tome en cuenta que cada vez las aguas pueden ser más profundas.

[La imagen fue tomada del sitio: http://www.moleiro.com]

 

 
Remédios Bucólico
Para curar a melancolia, acompanhar o seu unicórnio para beber água do riacho. À medida que a criatura sacia sua sede, buscar conforto do cabelo branco macio. Repita até que você se sente cada manhã quando você obter alívio entediado ou completo.
Para curar a nostalgia, de cabeça para o jardim e recitar um poema de amor comovente enxugando os olhos com pétalas de rosas vermelhas. Quando terminar, olhe para o céu e maldição, e cem vezes um canalha que a abandonou. Em seguida, ele se alinha seu coração e tomar a busca por um novo amante.
Para curar a tristeza, coletar raízes e brotos de impatiens, brotos e talos tenros de sempre-vivas margaritas. Prepare uma infusão com tudo isso e deixe esfriar. Olhando para o norte, coloque meia xícara de mel em uma tigela de cerâmica. Em seguida, despeje o líquido e misture com uma colher de pau, delicadamente girando-o no sentido em que vemos o Sol passar sobre a Terra. Beba de madrugada com a primeira luz.
Para curar a falta, dar um mergulho no rio ao meio-dia. Enquanto submerso em águas rasas, chamar as ninfas com eles e confessar sua culpa. Tome nota da tarefa que será entregue. Participar da parcela ao pé da letra e veja quanto tempo a graça do perdão vem. Rectificado o erro, aprender sem culpa dura para sempre ou rio não cura, mas note que cada vez que a água pode ser mais profundo.
[A imagem foi tirada do site: http://www.moleiro.com]

De los oficios de textoservidor / From oftextoservidor office

De los oficios de textoservidor / From oftextoservidor office

 

Aprendí a diagramar, a corregir, a veces hasta yo era la que seleccionaba las fotos. Y además a Franz todo el mundo lo quería. Por supuesto, con lo que ganaba en la revista no podía dejar mi trabajo en Gigante, pero incluso así era bonito para mí, pues mientras trabajaba en el supermercado, sobre todo cuando el trabajo era particularmente pesado, los viernes por la tarde, por ejemplo, o los lunes por la mañana, que se hacían infinitos, yo desconectaba y me ponía a pensar en mi próximo artículo, en la crónica que tenía pensada sobre los vendedores ambulantes de Coyoacán, por ejemplo, o los tragafuegos de la Villa o sobre cualquier cosa, y el tiempo se me iba volando. 

Personaje Xóchil García, Los detectives salvajes. Roberto Bolaño.

 

 I learned to lay out, correcting, sometimes I was the one who selected photos. And Franz everybody  loved him. Of course, with what I earned in the magazine I could not quit my job at Gigante, but even so, it was nice to me for a while when I was working at the supermarket, especially when the work was particularly heavy on Friday afternoon, for example , or Monday morning, and becomes  infinite, I disconnected and started to think about my next article , in the chronicle I had thought about Coyoacán street vendors, for example, or the fire-eaters of the city or any thing, and the time passed flying.

Character Xochil Garcia, The Savage Detectives. Roberto Bolaño.

 

D’fhoghlaim mé a leagan amach, a cheartú, uaireanta, bhí mé an ceann grianghraif roghnaithe. Agus grá Franz todoel domhain air. Ar ndóigh, leis an méid a thuill sé san iris nach bhféadfadh sé scor mo phost ag Giant, ach fiú mar sin bhí sé deas dom, le haghaidh iad ag obair ag an ollmhargadh, go háirithe nuair a bhí an obair go háirithe trom ar tráthnóna Dé hAoine, mar shampla , maidin Dé Luain, a bhí gan teorainn, dícheangailte mé agus thosaigh mé ag smaoineamh ar mo alt seo chugainn, sa chuntas cheap sé faoi dhíoltóirí Coyoacán, mar shampla, an tine-eaters an tSráidbhaile nó aon rud, agus an t-am a bhí ag eitilt.

Carachtar Xochil Garcia, An Bleachtairí Savage. Roberto Bolaño.

Apuntes sobre relaciones familiares y democracia

Apuntes sobre relaciones familiares y democracia

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Las relaciones familiares. ¿Qué hay que decir que no lo hayan dicho ya Sigmund Freud, Foucault o la Iglesia católica?

...Ése sentimiento de que “si tú estás bien”, “yo estoy mal”, y al revés: “si yo estoy bien”, “tú estás mal”.

¿Dónde?

¿Cuándo aprendimos esos procedimientos para generar referencia de ? No lo sé. Imagino que no está generado por la naturaleza biológica, es decir, en nuestros genes ¿o sí? Es el nacimiento del doble mensaje, del doble vínculo, y el íntimo sitio uno a uno donde se fraguan las relaciones de poder.

Apabulla y aplasta porque no puede combatirse más que siendo totalmente frontal, pero el enfrentado dice: ¿de qué me hablas? No entiendo, ni sé a qué te refieres.

Porque entablar diálogo le amenaza, le amenaza navegar en el lugar del Otro, preguntarse por el acusativo: el Otro está mal.

M. Chacón

Mis 23 puntos, por Marcela Chacón

Mis 23 puntos, por Marcela Chacón

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

1. Nací el 4 de noviembre a las cuatro de la mañana, en la sala cuatro, soy la cuarta hija y mi segundo nombre es Sara, por tener cuatro letras. El cuatro para mí es un ícono.

2. Creí que moriría al cumplir los 40, luego los 44... y luego los 48. No morí hasta hoy, y estoy muy contenta.

3. Desde la infancia, la enfermedad me enseñó que la muerte es natural.

4. No hay nada que me guste más hacer, que escribir lo que se me antoja y volver cada vez más precisa y clara mi expresión.

5. Sin embargo, estar alerta cada instante me es más pleno que escribir.

6. La mirada cruda y compleja sobre lo real en mi juventud me llevó a dimensiones indecibles –porque ahí, se carece de lenguaje– se constituyó en mi campo de batalla, luego, en sendero que dio hermosos frutos a mi existencia.

7. Hay tres cosas que me son imprescindibles para estar bien en el día a día: café, música, y largos ratos de solitud.

8. He amado apasionada y deliciosamente, en cuerpo y alma.

9. Severa y racional conmigo misma, por duelo amoroso me autoexilié años. ¡Qué exceso de lecturas románticas europeas...!

10. Considero que ser madre es una decisión, no una condición. Y un viaje maravilloso.

11. A estas alturas del partido, me siento un armadillo, con caparazón, pezuñas, medio ciega y toda la cosa.

12. Sé volar, pero lo olvidé y quiero recordarlo.

13. Poseo un olfato privilegiado. Pronostico la lluvia, adivino quién se boleó los zapatos o fue al dentista hace una semana -información muy útil, como puede apreciarse-, me ponen de mal humor los perfumes y afeites baratos. Por el olor, reconozco cuándo está listo un pastel o guiso; huelo el enojo, el abatimiento y la felicidad en los otros (se relaciona con la temperatura y color de la piel, también). Los olores me vuelven loba o cordero.

14. Extraño cocinar desde el mediodía en colectivo de amigos, buena música y alcohol. Y hacer la sobremesa hasta componer el mundo entero...

15. Cuando a los 18 años desde un avión y porque seguíamos al sol, contemplé un rojo atardecer durante varias horas, concluí que tal visión privilegiada daba por buena mi existencia entera. De entonces al día de hoy, he vivido 275,208 horas de regalo.

16. Me vivo en un medioevo postmoderno: la riqueza basada en la desinformación y manipulación masiva, la alimentación de quinta y pseudomedicina megamonopolios, la inmensa brecha habida entre ricos y pobres. Imagino un renacimiento.

19. Mis batallas que no terminan: contra argumentar mis prejuicios y romper día a día el hábito de estar quieta.

18. El equilibrio de la naturaleza, mi hijo, algunos libros y la experiencia me han enseñado que el ser humano tiende al bienestar, que incluye la bondad. Y que en los humanos, la teoría del más fuerte sigue siendo una justificación de quienes no se hacen responsables de sus actos.

19. Vivo a los árboles como seres con forma de enormes pulmones que conectan la tierra con el cielo: un lado enterrado, el otro asido al cielo abierto. Conforme los cortamos, separamos los amarres y vínculos vitales. Pretendo cuidar los que tengo alrededor y plantar tantos como pueda ver crecer.

20. Todavía me deslumbra tomar conciencia. Me maravilla ese poder humano.

21. He vivido experiencias que no pueden explicarse con el razonamiento habitual, el precario logro ha consistido en que cada vez las integro con mayor naturalidad a mi vida diaria.

22. Fue un alivio haber aprendido a no darme importancia y saberme prescindible.

23. Por experiencia propia, estoy convencida de que recordar la sencilla congruencia de la infancia, devuelve al camino y la esperanza.

Decisión / Ana Balderrama

Decisión / Ana Balderrama Tal vez idealizo demasiado este viaje, el cual no lleva a ningún lado. Saber esto también me cambia la cara, pues todo es vano e inútil. Entonces todo es bello y todo es terrible y lo sé. Mi vida es un buen capullo, no puedo negarlo, el único problema ha sido un poco el cascarón, los límites y mi temperamento.
Tengo demasiada furia contra un mundo al cual no pedí venir, eso es cierto, pero también tengo demasiado amor por sus detalles. Mi viaje ha sido una búsqueda del equilibrio. En él es en lo que más creo. Mentiría si dijera que equilibrio es estar en paz, ese es un extremo. El auténtico equilibrio es contemplar tanto lo bello como lo terrible, el bien y el mal con los mismos ojos. El verdadero debe ser increíble.
Viajo por los extremos, voy de derecha a izquierda, lo que a veces me hace falta llega y me complementa. Soy una vorágine de contemplación. Lo que a veces me sobra simplemente desaparece. Implacable en un diminuto universo personal, pero insisto, a veces los límites son tan cortos y me expando tanto que al resto le sorprende la velocidad y precisión de mi pensamiento. Al fin de cuentas, incomprensible. No hay en mí, recoveco que signifique algo absoluto, nada es eterno, todo muta, nada permanece, todo se degrada. Me alegro por ello. En el camino estorbo a tantos.
La vida para mí no es un regalo ni un don, es. La aprecio con la misma fuerza que aprecio al viento que mueve las nubes o al anciano olvidado que probablemente murió solo en épocas pasadas. Me la podrían quitar y tal vez agradecería tal gesto, después de todo no hay porque aferrarse a ciertas cosas que nacieron para morir.
No creo en mi mal humor, sino en mi eterno malestar para con lo otro. En mi no caben las cosas de la vida, ésas que se deberían de pasar por alto. Soy intolerante, aunque mi segunda creencia es el conocimiento. Me gusta conocer para lograr el equilibrio, no la tolerancia raquítica que construye muros insuperables.
Quisiera ser amante todo el tiempo de un ser igual a mí, encontrarme en otro y que en verdad nada importe, morir probablemente de hambre y que sea lo más hermoso. Pero no creo verme a mí en otro cuerpo.
Ahora, edad extraña, tengo que debatirme en cosas verdaderamente vanas. Mundo sordo que oye mis penas y las consuela como a miles. No es que quiera violencia, pero quiero sinceridad absoluta, una verdadera ética de la descortesía con tal de informarnos unos a los otros nuestra pequeña verdad.
Este viaje es largo, lo bueno es que no tiene regreso, este viaje es largo y lo malo es que no tiene regreso.
Vivir en un parque, trabajar varias horas, lograr la beca, comer el postre, tener poca hambre, sentir mucho miedo. Me niego a veces a todo, pero me fascino si lo tengo. Absurda teoría que cambia, tan pronto me aparece un nuevo reto. Lo quiero todo, lo terrible, lo etéreo.
Claro que tengo un sentimiento humilde de agradecimiento, las cosas que me han pasado me han hecho. Nada más grande: suma perfecta para dar lo que soy, no me quejo, repito. Simplemente sé que hay más, otras cosas, más altas, más bajas. Agradezco con fuerza esta vida que me ha tocado, cada dolor y cada placer ha sido exquisito; más de esos por favor. Así es, al fin la vida que no vale nada.
Marchitarme aún no me da miedo pero sé que será uno de los más grandes que vaya a tener. Después de todo no habré hecho lo suficiente, aunque nunca haya hecho el esfuerzo.
Por el momento estoy furiosa con aquellos que, tal vez con razón, no confían en mí. No soy un monstruo, de eso estoy segura, soy lo más parecido a un Luzbel hermoso y rebelde ante su padre, no soy lo peor, soy el extremo incómodo de la perfección, casi un ángel que por accidente está en este mundo valorando lo que dejó atrás. Eso siento y me gustaría creerlo de verdad. No me lo creo, pero la poesía allí está, y el milagro tal vez suceda.
No soy mala, ni soy buena. Quiero ser ambas.
Resulta imposible controlarlo todo, y aunque no le he querido hacer, siempre hay algo atrás de mí que lo hace, lo intenta.
Este mundo esta mal, y hay que hacer algo al respecto, este mundo esta bien y hay que hacer algo al respecto.
Día a día estoy muriendo. Día a día vivo.
Qué mejor equilibrio es éste, pues una cosa mueve a la otra, es dinámica pura.
Amo muchas cosas, y me gusta tener el poder de odiarlas de vez en cuando.
Soy algo complejo a ojos de quienes ven todo demasiado cotidiano. Soy lo más natural e instintivo a ojos de los sabios, eso lo puedo asegurar.
No me limito, no escatimo con mis desvíos y dejo que todo corra como si yo no existiera, lo que vendrá a ser mío, mío será.
Complementación y ausencia.
Quiero jugar esta vida, quiero ganar en este viaje la satisfacción de haber estado donde quería estar, aunque no supiera lo que quería, quiero llevar y dejarme llevar.
Quiero morir y vivir a diario.
Tener miedo a mi llama que se agota.
Pedir perdón no está en mis planes, ni pedir explicaciones. No quiero espinas en ningún lado, lo que sea, sea.
Quiero, claro, libertad de poder viajar sin plan ni rumbo fijo.
Acabo ahora, en un lamento triste de que la vida sigue y yo no soy nada. Acaso el ángel que sé ser.
Arrasar con todo para luego apreciarlo, vaya forma de amar.