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El cartapacio del alecrán

La liberación sexual de la mujer: más y mejor / Marcela Chacón Ruiz

La liberación sexual de la mujer: más y mejor / Marcela Chacón Ruiz

La sexualidad femenina ha sido objeto de múltiples consideraciones a lo largo de la historia. Actualmente se piensa que ahora es cuando la mujer habla más, sabe más y disfruta más de ella, pero ¿es cierto?


Sería fácil suponerlo porque estamos literalmente invadidos de imágenes y sucesos que parecerían confirmarlo. Ejemplo es la mayoría de las películas o programas de televisión que nos rodean: mujeres –que si bien tienen conflictos sexuales o emocionales- los resuelven fácilmente porque son “buenas” o “malas” y esto da oportunidad a los guionistas de “premiar” a unas, y “castigar” a otras sin meterse en mayores profundidades. La producción chata, al estilo Hollywood es ahora el prototipo de la producción de historias (y que ahora alcanza hasta a la llamada literatura). Pero sabemos que la vida no es así.


Entonces, en esto de la liberación sexual de la mujer, afectan dos cosas: la primera –al menos apenas esbozada- es que la realidad que nos reflejan las historias devueltas por la televisión, las películas y la mayoría de la literatura, son absolutamente chatas, falsas por dicotómicas. Y la segunda, que el planteamiento civilizatorio, señala que hay un desarrollo hacia allá, de menos a más, de avance, pues.


No sólo en la ficción es donde se habla de la liberación sexual femenina, sino que también este discurso se ha metido en nuestra vida cotidiana. Afirmamos que “antes no”, pero “ahora sí” podemos...


Es cierto que la mujer ahora se ha atrevido a incursionar por caminos que antes eran exclusivos para los hombres, a preguntarse públicamente, como género, sobre su satisfacción sexual y sobre el conocimiento de su cuerpo, y a pretender –como se supone que los hombres hacen- ejercer su realización, que en nuestro mundo, se entiende como la vida profesional, de trabajo (cuando mejor, si no se mira como la capacidad de “adquirir”). Así mismo es cierto también que la mujer –como los hombres, pero no se abordará en esta momento- sigue sujeta a un cuerpo “roto”. Por otra parte, es también cierto que en otras épocas del mundo occidentalizado han existido mujeres emprendedoras, abiertas, que enfrentaron la burla y obstaculización de sus contemporáneos.


Hagamos una comparación superficial, apenas pronunciada, de nuestro presente con el pasado; para ello planteemos una línea divisoria, provisional y convenida entre nosotros aquí y ahora, diciendo que el pasado es el tiempo sucedido hasta antes de la industrialización mundial (fines del S. XIX), y que el presente, “nuestra época”, sería desde entonces a estas fechas.


Recordando algunas películas, o mejor aún, algunos cuadros de pintores de entonces, imaginemos a una mujer de vestido largo de encajes y amplio por las muchas crinolinas que le pesan, apretada, reducida digamos bajo un corsé, peinado alto, de varias horas y lista a las 6.30 de la mañana para dar de desayunar cereal y yogurt a sus hijos, llevarlos en coche a la escuela, antes de irse con portafolios a la oficina. (Sigo imaginando como intenta meterse y meter los volantes del vestido dentro del asiento del automóvil... pero claro, ésa es la dificultad, ahí está lo que no encaja). Y eso que la escogimos con recursos. Tampoco es fácil imaginarse a una mujer de la misma época, viviendo en su casa en el campo con fogón, con ropas no lujosas, sin corsé, pero de largos lienzos, preparando rápidamente sopas instantáneas y hot dogs (comida barata) para la llegada de la escuela de sus hijos, al tiempo que mira un programa de concursos, antes de irse a trabajar de doméstica a la casa de la señora del corsé y el auto. Gulp. Ésta última imagen se parece a la de una indígena frente al televisor, metiendo palomitas en su microondas y lista para lavarse su larga cabellera con shampoo que quita las orzuelas.... Justo de eso se trata. ¿De qué estarían “liberadas” estas señoras? ¿Y la indígena? ¿Qué es lo que pasa al combinar estas imágenes?


Claro, esta propuesta de collage es un pretexto. Por lo pronto podemos imaginar que en el pasado existía otro contexto, completo: es decir, otros olores, paisajes, sabores, voces y entonaciones, texturas, otras reglas para ordenar lo diario, lo cotidiano, no había luz eléctrica, ni música (salvo que alguien tocara un instrumento) dentro de las casas, ni voces ni estímulos de cualquier tipo que no pertenecieran al contexto del ahí, en ese mismo y justo sitio. La vida pública y la privada, era otra. La relación con el mito, con lo imaginario, también era distinta. La salud y la enfermedad, la relación con la naturaleza, también lo eran. Los prototipos de belleza y los cuerpos en cada cultura eran mucho más parecidos a sí. Por ejemplo, en la Europa del 1800 las mujeres gustaban cuando eran regordetas, rojizas... era símbolo de voluptuosidad. Por divagar: ¿qué sería probar una tarta de manzana de aquella época?, antes de que tierra o fruto alguno del planeta supiera lo que era un pesticida, antes de que los alimentos pasaran por industrialización o alteración alguna? ...Distinto de cualquier tarta de manzana actual.


La vida entraba entonces también por los sentidos, pero era otra vida la que entraba –digamos por lo pronto que no mejor, no peor, solo distinta. La vida debió expeler distinto, sin suavizantes para los malos olores, sin químicos para los buenos también. Y eso que sólo sometemos a nuestro análisis, al sentido del olfato... La seducción y el amor debieron ser diferentes. Cuando uno tiene oportunidad de vivir en lugares apartados de la llamada civilización, en mayor contacto con la naturaleza, lo puede verificar sin dudas epistemológicas. La vida toma otro sentido, las reglas cambian, los significados y representaciones también.


¿Es que tendremos que liberarnos a partir de comprar tal o cual producto? ¿Es que “igualándonos” a los hombres llegaremos a ser mejores o más? ¿Más qué?


Existen diversas obras literarias que exponen abiertamente las prácticas sexuales de su tiempo: Diderot escribió en 1748 una novela, “Los dijes indiscretos”, por la cual fue encarcelado. Para hablar de las prácticas sexuales en la Corte, Diderot recurrió a un personaje: el joven sultán Mangogul, quien cansado de la monotonía que le produce el constante amor de Mirzoza, su favorita, quiere “saber” de otros amores; para ello acude a Cucufa. El mago realiza para él un prodigioso anillo que interroga involuntaria y casi en estado de inconsciencia, a toda mujer que se encuentre teniendo relaciones sexuales. Con ello Diderot logra plasmar no sólo los gustos y predilecciones de la época, sino también sus mitos y represiones. Lo que es claro es que las mujeres de pleno S. XVIII gozaban su sexualidad, no todas igual, por supuesto.


Otro clásico ejemplo literario es la obra del Marqués de Sade (1740-1814) quien escribió varios libros en los cuales sus personajes acuden a la promiscuidad, la sodomía y la violencia en la práctica sexual (Justine o las desventuras de la virtud; La filosofía en la alcoba; La historia de Julieta, entre algunas). Sade fue perseguido y encarcelado en diversas ocasiones y su vida se caracterizó por apoyar el pensamiento científico y revolucionario. Su mirada reveladora tampoco en esa época gustaba. Es posible que ahora los textos de Sade y Diderot resulten atrayentes, instructivos y hasta escandalosos, pero indudablemente representan la evidencia clara y fidedigna de que la sexualidad abierta y reprimida se ha practicado desde siempre en todas sus manifestaciones. Cada época ha impuesto cuáles son los actos perseguidos, sancionados, criticados y cuáles son los que se alaban y fomentan.


Cada una de nosotras, al menos íntimamente, conoce su propia sexualidad, que incluye los goces, pero también los miedos y sus represiones. Además hay otro espacio de la sexualidad: aquel que platicamos con la amiga, en confidencia, sobre la insatisfacción, la rivalidad, la infidelidad, el rechazo a la maternidad entre algunos, y ahora, como nuevo ingrediente, de esa infatigable lucha por demostrar ser a través del consumo, del trabajo. Este espacio de nuestra sexualidad, oculto y secreto, que es el verdadero caldo de cultivo de nuestra posible “liberación” –prefiero llamarle posibilidad del propio conocimiento- es efecto y no causa, de lo que socialmente se nos impone, incluidos los modos de “ser liberadas”.


Y muchos dividendos da la tal impuesta liberación. Actualmente la mujer se encuentra invadida por un sistemático remolino de propuestas para Ser, que en su mayoría nada tienen que ver con su verdadera búsqueda emocional y racional, sino con la adquisición de productos o modos de ser externos. El malestar es innato al ser humano, pero la vida cotidiana en las ciudades de nuestros días, el paradigma de ser mujer en la sociedad actual y su prototipo femenino, ha creado un inédito instrumento de consenso y confusión: la televisión y la comunicación mediática, incluido el cine. Y ya la sexualidad de los hombres es también objetivo del mercantilismo indiscriminado: para muestra, recordemos la difusión masiva de productos para “mantener la erección” que inunda el ambiente. ¿Es que vender a mansalva dicho producto es reflejo de liberación? ...Occidente y su cuota imposible de satisfacer: la cultura del más, del mejor, de la negación del contexto, del proceso, del entorno. Más. Mejor.


Entonces ¿es cierto que la mujer ahora se encuentra MÁS liberada sexualmente y por ende, tiene más satisfacción?


Continuará...

7 comentarios

Sara H. -

24.04.2010

Hola Natalia,

El asunto de ser indígena, o poner el ejemplo de la indígena fue por
exagerar aún más el extremo de la imagen falsa que describo sobre una
mujer acomodada y otra que no lo es; es decir, de bajos recursos.
Incluir a la indígena todavía extrema el ejemplo. ¿Por qué? No por
racismo, por supuesto, sino porque los indígenas mesoamericanos o de
cualquier otro país, no pertenecen al desarrollo de la cultura
Occidental. Es decir, si prevalecen sus costumbres a pesar de los
embates que como culturas han recibido, es porque de alguna manera han
sobrevivido a tal colonización. Por eso es que la imagen se vuelve aún
más extraña. Sin embargo, admito, que faltó desarrollo descriptivo
para que se entendiera esto que quiero decir. Es decir, los postulados
de la "liberación femenina" en mi opinión, no son universales, son
producto de un sistema económico capitalista y la ideología de quienes
hechan a andar los mecanismos culturales de reproducción. "Es el modo
de producción lo que expresa la naturaleza histórica de los hombres
(seres humanos, je)" (Fernando Dantel Janet, Programa Nacional de
Formación de Profesores, EDICOL / ANUIES, 1977).

Ojalá te sirva mi respuesta.

Saludos cordiales,
S.H.

Natalia -

Hola!
Efectivamente...en ese momento leí un ejemplo acerca de una indígena. tendría alguna diferencia en que la persona a la que se refería sea de otra etnia? porqué tendría que ser una indígena?

En realidad, soy estudiante de comunicaciones, estoy trabajando junto a mi grupo en un documental acerca de la liberación sexual femenina. Nos encontramos en el proceso de recabar todo tipo de información que nos ayude a enriquecer nuestro trabajo final. Espero poder contar con su apoyo. Asimismo, me encantaría poder contactarme con usted para, si es posible, coordinar una entrevista, en la que pueda manifestarnos el punto de vista que tiene respecto al tema de una forma más extensa. Ojalá reciba su pronta respuesta.

Saludos.


Natalia.

Sara Hernández -

Recibí tu comentario, hola, Natalia.

¿Qué es lo que no entiendes? ¿Por qué "las etnias" no tienen que ver con "todo eso"?

natalia -

por qué tiene que ser indígena la de tu ejemplo? no entiendo. que tienen que ver las etnias en todo eso?

Sara -

Si quieres alguna orientación aún, por favor escribe tus datos completos a: marcela.chacon@gmail.com

judit -

hola!
estoy haciendo un trabajo de la evolucion y aún represión de la mujer..
me gustaria saber algo mas de esa tan represión sexual y la comparacion de antes a ahora..
me podriais ayudar?
es que no encuentro mucho de este tema en internet y libros y creo que es un buen tema para mi trabajo!

gracias

Anónimo -

si crees todo lo que escribes por que incuyes la imágen que pusiste al principio?...