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El cartapacio del alecrán

Las mujeres de los sesenta

Las mujeres de los sesenta
"...Esta tarde, pensando todo esto frente a una ventana lúgubre donde cae la nieve, con más de cincuenta años encima y todavía sin saber muy bien quién soy, ni qué carajos hago aquí, tengo la impresión de que el mundo fue igual desde mi nacimiento hasta que los Beatles empezaron a cantar. Todo cambio entonces. Los hombres se dejaron crecer el cabello y la barba, las mujeres aprendieron a desnudarse con naturalidad, cambió el modo de vestir y de amar, y se inicio la liberación del sexo y otras drogas para soñar. Fueron los años fragorosos de la guerra de Vietnam y la rebelión universitaria. Pero, sobre todo, fue el duro aprendizaje de una relación distinta entre los padres e hijos, el principio de un nuevo diálogo
entre ellos que había parecido imposible durante siglos..."

Gabriel García Márquez


La realidad:

1) Las mujeres de los sesenta, en su mayoría, son hijas de personas con formación rígida, católica, lineal, que se limitaron a transmitir los prototipos de educación que, a su vez, recibieron de sus padres.
2) Las mujeres de los sesenta fueron receptoras, como sus madres lo fueron, de la utopía del príncipe azul y de los varios hijitos que serían el único medio y objetivo en la vida que les brindaría felicidad total y absoluta.
3) Las mujeres de los sesenta fueron demasiado jóvenes para participar en el movimiento hippie, en las protestas estudiantiles del 68 y 71 y en el movimiento de liberación femenina y sus padres fueron demasiados viejos para ser parte de los mismos, por lo que en su formación no hubo opciones adicionales a las establecidas por los cánones ya dictados y probados durante las seis décadas anteriores.
4) Las mujeres de los sesenta recibieron una educación en la cual no se esperaba grandes cambios en la sociedad, basándose en lo que había ocurrido en la sociedad mexicana hasta el momento y a partir de los primeros años del siglo veinte.
5) Exactamente lo mismo sucedió con los hombres de los sesenta.
6) Durante sus años de adolescencia y juventud temprana, las mujeres de los sesenta sí recibieron los beneficios ya probados y experimentados de los movimientos sociales antes mencionados, por lo que sus horizontes, esperanzas y expectativas cambiaron en unos cuantos años al entender la variedad de opciones que había para su futuro, convirtiéndose así en la generación 1 de mujeres mexicanas en probar las mieles y las tentaciones de la rebeldía y variedad cultural, política y social, de la liberación femenina y de la libertad
sexual.
7) Durante sus años de adolescencia y juventud temprana, los hombres de los sesenta recibieron exactamente lo que recibieron sus padres, una generación antes.

La problemática:

1) Las mujeres de los sesenta, siendo adultas jóvenes, y con dos mundos encima (el tradicional y la recientemente adquirida modernidad), al intentar relacionarse con hombres de su generación, encontraron paredes similares a las que sus padres impusieron a sus madres. Muchas reaccionaron con rebeldía, otras tantas reaccionaron con sumisión histórica.
2) Las mujeres de los sesenta, intentaron por primera vez en la historia de las mujeres en México, llevar de una manera decorosa, el papel tradicional de la madre y esposa mexicana y, al mismo tiempo, el papel de profesionista, trabajadora, ejecutiva y tomadora de decisiones. Todas lograron sortear el camino aunque la mayoría no lo hizo como lo hubiera deseado.
3) Los hombres de los sesenta no se encontraban, en ese momento, a la altura de los recientes eventos, ya que su educación, formación y expectativas de vida no habían sufrido cambio alguno en relación a las generaciones anteriores, por lo que el relacionarse con mujeres de su misma generación fue para ellos una experiencia que varió de lo desconcertante a lo desquiciante.

La teoría:

1) Si eres mujer de los sesenta y estás (o estuviste) relacionada sentimentalmente con un hombre de tu generación, una de las siguientes cosas se aplica a ti:
a) El matrimonio/la relación perduró por el gran esfuerzo y sacrificio que hiciste al honrar a tus antepasados pero no a ti misma.
b) El matrimonio/la relación valió margaritas puras al decidir tú que, para honras, las que te das como regalo de vida sin importar las consecuencias ni las opiniones ajenas.
c) El matrimonio/la relación siguió indefinidamente sin mayor atadura que un bonche (que van de dos a cinco) de hijos e intereses económicos en común, y cada uno de los integrantes de la pareja/matrimonio llevó a cabo su vida como pensó que debería ser.

La solución:

a) Para la gran mayoría de las mujeres que lean esto y no deseen entenderlo, seguir como van (con el detalle obvio que varias décadas después de los sesenta, los hombres de esa generación, o están casados o son gays o, por razones más que obvias, prefieren a las jovencitas de 17 y 18 años).
b) Para la minoría pensante, romper el esquema, no hacia arriba (un hombre mexicano mayor de cincuenta años es como tu abuelo en términos de formación, reacciones, formas de pensar y de actuar), sino hacia abajo, a la generación de hombres que sí recibieron las ventajas de la modernidad y que babean por mujeres mayores, interesantes, plenas, felices, satisfechas y realizadas.
c) Volverse lesbiana siempre es una opción de las mujeres insatisfechas en lo sexual, en lo social, en lo cultural y en lo económico.

Mi comentario:

Buena suerte. El camino no es fácil pero sí es satisfactorio.

Tere Chacón

Imagen: Fotografía de Helyn Davenport

1 comentario

Catalina -

Dedicado a Rosario Losk