Blogia
El cartapacio del alecrán

POESíA / POETRY

Llamado / César Incháustegui

Llamado / César Incháustegui Te amo por la virtud de tus aturdimientos inhóspitos
y tus piernas que tienen de mar
la turbulencia de la ola
ensañada con el cuerpo.
Siento sobre tu vientre
todo el proceder del fuego,
con su denso calor
de coágulo selecto por las uvas,
y luego me arremete
esa inversión de los ojos a la que obliga el viento
cuando volamos detrás de las estrellas,
mirando al mundo
como una empresa de insectos colosales.
Te amo inmensamente,
y mi camino ya no se detiene
ni para descifrar a las langostas
y los cosmonautas
o a los amantes de nalgas jabonosas
que haraganean en nubes
sin importarles las fechas sangrientas.
Te amo con el cínico olvido de los apasionados.
En el primer bramido del rinoceronte inmóvil
-que sólo es voz
y en una parte trocito de oído-,
ahí te llamo,
escúchame,
que tus oídos se conviertan en torres
y sean Babeles invertidas
que te hagan comprender
hasta aquellos idiomas
que no hubo tiempo de inventar.
Oye a la bestia lánguida cantar,
oye al santísimo idioma rehilete
que conduce al mareo.

Varios / Paul Celan

Varios / Paul Celan

ALABANZA DE LA LEJANÍA

En el venero de tus ojos
viven las redes de los pescadores de la mar errabunda.
En el venero de tus ojos
el mar mantiene su promesa.
En ella arrojo yo,
un corazón que entre los hombres ha morado,
lejos de mí mis vestiduras y el resplandor de un juramento.
Más oscuro en lo oscuro, más desnudo estoy.
Tan sólo al desertar soy fiel.
Yo soy tú cuando soy yo.
En el venero de tus ojos
derivo y sueño un rapto.
En una red, una red queda apresada
y nos abandonamos enlazados.
En el venero de tus ojos
estrangula su cuerda un ahorcado.


CIÉGATE

Ciégate para siempre:
también la eternidad está llena de ojos-allí
se ahoga lo que hizo caminar a las imágenes
al término en que han aparecido, allí
se extingue lo que del lenguaje
también te ha retirado con un gesto,
lo que dejabas iniciarse como
la danza de dos palabras sólo hechas
de otoño y seda y nada.

Versión de: José Ángel Valente

ESTAR

Estar a la sombra
de la llaga en el aire.
No-estar-por-nadie-ni-por-nada.
Incógnito,
solamente
por ti.

Con todo lo que cabe dentro,
sin lenguaje
también.

Versión de Felipe Boso

Sin título / Fidel Luján

Sin título / Fidel Luján

En sombra contra la pared
el alto pistilo de la tarde.
Un gajo de luna

irredenta sobre el mar
de astros que se avecina,
más un copo de vapor

que rodaja de mineral y bruma
más sueño de albatros
en vuelo sobre los sargazos.

No me he movido de aquí.

ignoro si tienen fe mis pasos
no he sabido nunca del escupitajo
del salamandro ni las ojeras
del macaco.

Salvo las venas rotas,
pedazos de hojas, retazos
que las hormigas embalan
en sus garfios, tú
sal de mi piel
y mi gracia, permaneceremos

aquí como una antigua jactancia
logro de la incredulidad,
espejo de Lot
espuma de una rabia
que nadie desea.


Fidel Luján

Jaime Sabines (para niños/as)

Jaime Sabines (para niños/as)

AGUA

¿Cómo se escribe agua?
Se debería escribir haguah, jáguaj...
como el que tiene sed.



LA TERNURA EXISTE

La miel se cosecha todavía en las bodegas
y en los libros. La ternura existe.
Vamos a morirnos cada quien en su sitio
calladamente. No hay que darle importancia.



TÚ NO ESPERES

El viento de las horas
barre las calles, los caminos.

Los árboles esperan: tú no esperes,
éste es el tiempo de vivir, el único.

Participios de tu nombre / Carlos Nieto

Participios de tu nombre / Carlos Nieto

Y hablo de ti para convalecer despacio
del mundo que me encuentra
vivo con trabajo,
condolido, siempre artero
de habitar entre comillas.

Hablo de ti porque te llamas
y ando enfurecido sin astillas,
consumido, convencido que empezamos la tala del vacío
con un batracio amargo de saliva:
palabra que juega a ser Magdalena arrepentida.

Hablo de ti porque me llamo Carlos
y se me hace poco.

Hablo contigo por enmudecer,
tocarte el alma,
estarme quieto, adolorido.

Carlos Nieto
Fragmento de “Un verso que te digo” (1993), al parecer, inédito.

Memento / Jorge Esquinca

Memento / Jorge Esquinca

Está en la luz que tamiza la sábana

Está en las páginas de Platon y el Evangelio

Está en la flexión de tu rótula

Está entre tus dientes que no vemos

Está entre los ángeles que te acompañan y no vemos

Está en el hueco de tu mano

Está en el visible crucero de tu torso

Está en la mancha de tu ombligo

Está en el color rojo de la almohada

Está en la amarilla luz de nadie

Está en la calma aparente de tu sexo

Está en tu pulso que no oímos

Está en las voces que sólo tú escuchas

Está detrás de ti

Está delante de ti

Está en el aire

Está en el aire

Está en el aire que en este instante respirabas