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El cartapacio del alecrán

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Máxima indignación en Harvard: alumnos exigen nuevas perspectivas académicas / Julia Evelyn Martínez

Máxima indignación en Harvard: alumnos exigen nuevas perspectivas académicas / Julia Evelyn Martínez

Fotografía: Katja Kushe (2011)

 

Un un hecho insólito, digno de ser incluido en la saga de “Aunque usted no lo crea”de Ripley, el pasado 02.11.2011, un grupo de estudiantes de economía tomó la decisión de retirarse en bloque de la cátedra de Introducción a la Economía de la Universidad Harvard, en protesta por el contenido y el enfoque desde el cual se imparte esta materia.

¿Qué hay de asombroso en este hecho?. En primera lugar, la protesta tuvo como destinatario directo al conocido economista Gregory Mankiw, ex asesor del Presidente George W. Bush y autor de uno de los manuales de macroeconomía más utilizado en las escuelas de economía dentro y fuera de Estados unidos. En segundo lugar, porque de acuerdo a la carta entregada por los/as estudiantes antes de retirarse de la cátedra, el motivo de la protesta fue su indignación por lo que consideran el vacío intelectual y la corrupción moral y económica de gran parte del mundo académico, cómplices por acción u omisión en la actual crisis económica. Y en tercer lugar, se trata de un hecho insólito, porque los integrantes del movimiento estudiantil detrás de este hecho de indignación académica en contra del pensamiento único neoclásico, pertenecen a la élite económica, social y política de los Estados Unidos, que se forma en la Universidad de Harvard para dirigir las corporaciones empresariales globales y/o para asesorar a los gobiernos en materia de políticas económicas y financieras.

En diversos párrafos de la carta al profesor Mankiw se lee: “hoy estamos abandonando su clase, con el fin de expresar nuestro descontento con el sesgo inherente a este curso. Estamos profundamente preocupados por la forma en que este sesgo afecta a los estudiantes, a la Universidad, y nuestra sociedad en general (…) Un estudio académico legítimo de la economía debe incluir una discusión crítica de las ventajas y los defectos de los diferentes modelos económicos. A medida que su clase no incluye las fuentes primarias y rara vez se cuenta con artículos de revistas académicas, tenemos muy poco acceso a aproximaciones económicas alternativas. No hay ninguna justificación para la presentación de las teorías económicas de Adam Smith como algo más fundamental o básico que, por ejemplo, la teoría keynesiana ..(…) ..Los graduados de Harvard juegan un papel importante en las instituciones financieras y en la conformación de las políticas públicas en todo el mundo. Si falla la Universidad de Harvard a la hora de equipar a sus estudiantes con una comprensión amplia y crítica de la economía, sus acciones serán susceptibles de perjudicar el sistema financiero mundial. Los últimos cinco años de crisis económica han sido prueba suficiente de ello”. La carta concluye: “No estamos retirando de su clase este día, tanto para protestar por la falta de discusión de la teoría económica básica y como para dar nuestro apoyo a un movimiento que está cambiando el discurso estadounidense sobre la injusticia económica (Occupy wall street) . Profesor Mankiw, le pedimos que se tome nuestras inquietudes y nuestro retiro de su clase en serio”.

Según reportan los escasos medios de comunicación que le dieron cobertura a esta protesta, el movimiento de los estudiantes de Harvard a favor de una economía crítica, se ha ampliado y ha incorporado otras demandas para hacer de Harvard una “universidad socialmente responsable”. Una de éstas consiste en la negociación de contratos de trabajo más dignos para el personal de servicios de la universidad que sufre las políticas de flexibilización laboral que tanto daño le han ocasionado a la clase trabajadora norteamericana. Movimientos similares han comenzado a surgir en la Universidad de Duke (Carolina del Norte) y en la Universidad de Berkeley (California)

El movimiento iniciado en Harvard por un cambio en el enfoque dominante de la enseñanza de la economía no es nuevo. Más bien es un movimiento que viene a sumarse a la iniciativa por un cambio en la enseñanza de esta disciplina que iniciaron en mayo de 2000 los y las estudiantes de las universidades francesas y que meses después recibió el apoyo de estudiantes de Cambridge, Inglaterra.

En ese entonces, también el movimiento estudiantil francés hizo pública una carta declarándose globalmente descontento por la enseñanza recibida, que les impedía lograr una comprensión profunda de los fenómenos económicos a los cuales las personas se enfrentan en el mundo real. Un pasaje de esta carta señalaba que “ la mayor parte de nosotros ha escogido la formación económica con el fin de adquirir una comprensión profunda de los fenómenos económicos a los cuales el ciudadano de hoy en día se encuentra confrontado. Ahora bien, la enseñanza tal como es expuesta –es decir en la mayor parte de los casos la teoría neoclásica o enfoques derivados –, generalmente no responde a esta expectativa”. La carta finalizaba con un exhortación al profesorado francés similar al mensaje enviado al profesor Mankiw: ¡Despiértense antes de que sea demasiado tarde!.

Hace casi 200 años, John Stuart Mill al asumir como Rector de la Universidad de Saint Andrew, recordaba al claustro de profesores de dicha universidad, que la función de las universidades no es hacer que los estudiantes aprendan a repetir lo que se les enseña como verdadero sino que su función es formar personas con capacidad de pensar por si mismas. De acuerdo a este gran economista y filosofo, las universidades deben enseñarles a las personas a “Poner en duda las cosas; no aceptar doctrinas, propias o ajenas, sin el riguroso escrutinio de la crítica negativa, sin dejar pasar inadvertidas falacias, incoherencias o confusiones; sobre todo, insistir en tener claro el significado de una palabra antes de usarla y el significado de una proposición antes de afirmarla……. El objetivo de la universidad no es enseñar el conocimiento requerido para que los estudiantes puedan ganarse el sustento de una manera particular. Su objetivo no es formar abogados ó médicos ó ingenieros (ó economistas) hábiles, sino seres humanos capaces y sensatos……. Los estudiantes son seres humanos antes de ser abogados, médicos, comerciantes o industriales; y sí se les forma como seres humanos capaces y sensatos, serán por sí mismos médicos y abogados (y economistas) capaces y sensatos”.

Es obvio que la incapacidad de las universidades actuales de formar economistas críticos y sensatos no responde únicamente a posturas personales e ideológicas de docentes y/o autoridades universitarias, sino más bien responde a factores relacionados con el rol que las universidades cumplen en la reproducción de las relaciones de poder dentro del sistema capitalista en su fase neoliberal. Probablemente uno de los principales factores explicativos de la crisis en la enseñanza de una economía crítica e integral, es la pérdida de la identidad e independencia de las universidades debido a que han sido capturadas por los intereses de las corporaciones y/o por la demanda del mercado. Se les ha presionado directa (o indirectamente) a convertirse en empresas educativas con la misión de formar a los dos tipos básicos de economistas que demanda el mercado en la fase actual del capitalismo: economistas especialistas altamente calificados/as y economistas generalistas poco calificados/as para apoyar a especialistas o para desempeñarse en funciones gerenciales. Esto a su vez ha conducido a una especie de fragmentación del conocimiento y a la ausencia de pensamiento crítico. ¿El resultado final? Economistas formados para adaptarse y/o colaborar con el status quo que mantiene a la mayor parte de la humanidad en la exclusión y la pobreza.

El mensaje que desde Harvard envían los y las estudiantes de economía, no debería pasar desapercibido por las escuelas de economía del mundo entero, en particular por las escuelas de economía de los países del sur. Es tiempo de rectificar el rumbo (si se ha perdido en algún momento). Es tiempo de separar la verdadera función universitaria de la función de formación técnica superior, y sobre todo, es tiempo de devolverle a la enseñanza de la economía el carácter crítico, riguroso e integral que tanta falta hace en los momentos actuales de crisis sistémica que ha provocado el sistema capitalista.

Si no actuamos ahora, con hechos y no con meros discursos, las escuelas de economía (y quienes trabajamos en ellas) estamos en riesgo de correr – más tarde o más temprano- con la misma suerte del desafortunado profesor Mankiw.

StarViewerTeam International 2011

Ha publicado este artículo con el permiso de la autora mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

 

Tomado de http://starviewer.wordpress.com/2011/11/18/maxima-indignacion-en-harvard-los-alumnos-de-la-catedra-de-introduccion-a-la-economia-de-la-universidad-harvard-exigen-nuevas-perspectivas-academicas/

Tiempo de revisar conceptos: la humildad / Isabel Nivón / Time to review concepts: humility

Tiempo de revisar conceptos: la humildad / Isabel Nivón / Time to review concepts: humility

Vivimos rodeados de conceptos propios o ajenos, que  con la globalización se han vuelto más numerosos y tomado múltiples acepciones, incluso contrarias. A veces ello genera confusión tanto en la interpretación como en los hechos, porque los valores se actúan conforme son interpretados (existen posturas actuales que afirman que las acciones y decisiones humanas son regidas en gran porcentaje, 70-80, por el inconsciente). Al contrastar visiones del mundo que antes no coexistían, de las cuales ni siquiera teníamos referencia -por ejemplo del budismo-, en regiones tradicionalmente cristianas surgen diversos cuestionamientos.

Cuando era pequeña, en las normas del católico, la persona no debía reconocer sus aciertos –incluso alcanzados con mucho esfuerzo- y al ser halagados frente a los demás, uno debían negarlos o minimizarlos… ello era considerado humildad (en aquella época para mí, era como ser mentiroso consigo mismo). Bien ahora,  nadie de los que hace cola se atreve a pedirle un burócrata cuando en horas de trabajo está tomando la torta o platicando, y si se le demanda hacer su trabajo, esto es juzgado como ser arrogante. Esta misma versión se repite en distintos contextos. Lo cierto es que los conceptos van cambiando, respecto a sus planteamientos originales, como pueden estar planteados, por ejemplo, en los libros sagrados.

Si procedes de sociedades cerradas y pequeñas, como es mi caso, tradicionalmente católicas –cuando yo era una jovencita durante la mi secundaria asistía, por ejemplo, sólo una alumna “atea”, o así declarado por su padre lo que le garantizó el ser juzgada con enorme recelo. Son palpables los cambios que han tenido los valores respecto a los tradicionalmente compartidos. Lo cierto es que cada sociedad e incluso cada momento histórico ha tenido distintos valores, en distintos grados y jerarquías. Este movimiento dinámico de valores y contravalores que palpamos en nuestro día a día, nos obliga a revisarlos, no sólo en lo personal, sino a gran escala, como sociedades.

Cuando uno quiere indagar sobre estas concepciones filosóficas puede hacerlo directamente con la definición del concepto, o desde sus concepciones antagónicas (humildad versus soberbia). Otra manera de hacerlo es revisar cómo se interrelaciona con otros conceptos, (por ejemplo, la envidia o la avaricia como parte de la soberbia), o también se puede contrastar con otros conceptos, como el ego, por ejemplo. Osho aborda primero el concepto que llama equívoco para posteriormente decidir qué es lo que sí lo describe.

La humildad  es un valor central en casi todas las filosofías, religiones e incluso para las posturas pragmáticas. Cabe aclarar que este concepto tiene una relación intrínseca con la manera en que conceptualizamos la divinidad o espiritualidad. En las religiones que llamaremos externas, los seres tienen un Dios externo que dirige y gobierna;  en las internas la fuerza divina existe dentro de los seres y es desde donde el ser humano constituye parte de su orden universal.

Parte de la confusión en la vida diaria es la discrepancia entre las muchas concepciones  y actos relacionados con la humildad, así como la confusión con su sombra: la falsa humildad. Las preguntas que mueve esta revisión son: si requiero ser humilde para crecer como persona qué dicen el budismo, cristianismo o ciertos enfoques terapéuticos como Constelaciones familiares, al respecto. Cabe entonces señalar: ¿qué es realmente la humildad?  ¿cómo se distingue de la falsa humildad? ¿qué es la soberbia?

El término humildad se desprende del latín humilitas, relacionado con el adjetivo humilis, traducido como "humilde" pero también como "bajo", "de la tierra", o "húmeda", ya que se deriva a su vez de humus (tierra).

Según Wikipedia, la acepción ecléctica más popular enfatiza a la humildad como el autoconocimiento verdadero: no creer que se es más ni menos de lo que se es en realidad.

Para el budismo, la humildad equivale a ocuparse sobre cómo liberarse de los sufrimientos de la vida y las vejaciones de la mente humana. El objetivo final es lograr un estado de iluminación a través de la meditación y otras prácticas espirituales. La humildad también resulta de lograr la liberación con el arribo al Nirvana. Cuando uno experimenta la iluminación es porque se es libre de sufrimientos, vejaciones  y todas las ilusiones de auto-engaño; ya que la humildad, la compasión y la sabiduría caracterizan al estado de iluminación. Para el Maestro Li  Yuansong la iluminación sólo puede venir después de la humildad.

La postura budista crítica al ego, la arrogancia (www.budistas.blogspot.com) y el orgullo; las consideran formas de autoengaño, ya que la persona se cree más capacitada, poderosa, íntegra, popular o atractiva de lo que realmente es. Al estudioso del budismo, con su pretendida perfección la persona es incapaz de verse a sí mismo tal y como es, de admitir sus propias limitaciones, porque está cegado por el orgullo. Sugieren la búsqueda objetiva, que se traduce en aceptarse en lo positivo y favorable, y en lo negativo y desfavorable. Reconoce que ambos aspectos están presentes constantemente por lo que es importante percibir los propios limitaciones y alcances.

La visión budista revisada, considera que la arrogancia y el autodesprecio son dos caras del egocentrismo. Ambos expresan una obsesión por su ego –se centran constante y exclusivamente en sí mismo-; la primera se enfoca a su propia perfección (se alaba) y la segunda a su desgracia (se infravalora), echando la culpa a los demás de su desgracia en ambos casos y manifestando sus inseguridades a través del odio.

Cabe resaltar que Nietzsche por ejemplo, la humildad en sentido de esclavismo, servilismo y mansedumbre, llamándola la humildad del cristianismo. El rechazo a estas falsas expresiones  de la humildad se incluye también en el libro del Torá, en la que se dice que la autoestima y la humildad no se excluyen sino que se complementan. La humildad no es humillación, y se considera de mayor valor si la humildad se dirige del opresor al oprimido. Algunos autores mencionan también al servilismo excesivo como vicio (como también el orgullo), y se percibe como abuso de humildad: mima el orgullo de otros, lo que genera y mantiene la tiranía, arbitrariedad y arrogancia. La humildad se practica de tal manera que no promueva los vicios en el otro. En este sentido, Osho menciona que la confusión estriba en que la humildad se confunde con los egos reprimidos (se ve más adelante).

Desde la teoría ética de Tomás de Aquino  la humildad no sólo  requiere de  salud interior del sentimiento y del intelecto, sino también la pureza exterior de las obras. Si partimos de que la virtud estaría orientada al bien y el vicio al mal; la primera genera placer y gozo, tratando de evitar el mal; la segunda produce dolor y tristeza. El hombre humilde es bondadoso, el soberbio refleja aversión al bien en sus acciones, por su deseo desordenado de sobresalir (aquí también se considera la intención, que sólo le es conocida por uno mismo). La humildad es entonces un medio para luchar contra el vicio de la soberbia, porque limita el amor excesivo. Pieper resalta que en todo el tratado de Tomás sobre la humildad y la soberbia no se encuentra ni una sola frase que relacione con la humildad al autorreproche, la depreciación del propio ser o propios méritos o la conciencia de inferioridad.

De acuerdo con las características dadas por Tomás de Aquino, la soberbia se expresa con la jactancia e hipocresía, la desobediencia, desesperanza e infidelidad y la presunción. Asimismo, define diferentes causas de la humildad: el amor (honramos a los que amamos), el dolor (cuando surge éste se da una situación que la humildad aflora), el temor (la actitud de un hombre ante el deseo de fama y honor generalmente implica vanagloriarse y preocupa por sí mismo, sin embargo se tiene la posibilidad de rechazarlos; la súplica, porque implica pedir algo con vehemencia, de esta manera se evita la autosuficiencia.

En cuanto a los grados de humildad mencionados por Tomás de Aquino, subraya como el más sencillo aquella que se manifiesta con las palabras, más desarrollada aún cuando se refleja en los hechos y la más desarrollada cuando la humildad viene desde el corazón; de tal manera de que quien es humilde de corazón lo será de hechos y palabras, directamente manifiestas también en sus expresiones e intención.

De acuerdo a Tomás de Aquino hay dos caminos para alcanzar la humildad: por el don de la gracia y mediante el estudio. Este último es fundamental, porque los conocimientos necesarios permiten actuar rectamente y elegir entre opciones, buscando la raíz de los hechos; por ello existe una relación muy estrecha entre sabiduría y humildad. Desde su visión, la humildad dispone de la sabiduría. Aquí cabe preguntarse: quien no estudia, o lo hace poco -llamado ignorante o analfabeto- ¿puede ser humilde?, y, el planteamiento tomista ¿incluye otros tipos de conocimientos que no sea el netamente informativo racional?

Para precisar los límites y consideraciones del concepto de la humildad en la teoría tomista, especifica que la magnanimidad y la humildad no son contrarias, aunque así lo parezcan. El hombre tiene una parte noble y virtuosa recibida de Dios; sin embargo, también tiene una parte limitada en su propia naturaleza humana. Por esta razón, el hombre desde la parte noble tiende magnánimamente a los bienes más elevados, aunque también sea capaz de valorar sus propios defectos a través de la virtud de la humildad. En la religión cristiana, religión externa, es Dios quien otorga; sin embargo en las religiones internas, es el hombre quien recibe la parte divina y tiene en potencia capacidad para lograr un mejor desarrollo durante su vida.

De aquí es importante aclarar que la verdadera humildad es  diferente a la falsa humildad, implicando ésta última la auto desaprobación de sí, de sus dones, talentos y logros frente a los otros, a fin de conducta generar en los otros una alabanza o la adulación (expresiones como “de lo poco que he leído” cuando se trata de un experto). Así la humildad legítima, Uriah Heep, señala comportamientos y actitudes como: reconocer las virtudes y talentos propios, pero también los que poseen los demás y sobre todo cuando tales virtudes superan las propias, a fin de dar el debido reconocimiento y honor, e incluso cuando necesario, obediencia.

Desde el taoísmo filosófico, el camino del Tao debe ser comprendido como un sendero de realización, donde no intervienen la razón ni las especulaciones. No propone un código ético y considera contraproducente cualquier sistema de normas morales y rígidas, porque asfixia la espontaneidad. Las virtudes del hombre auténtico son: la naturalidad y sencillez (se libera de los aspectos superficiales que a menudo impone la vida social; cultiva lo auténtico, tampoco reprime los instintos naturales sino los depura y encauza convenientemente, procurando ajustar su existencia al ritmo natural, sin racionalización alguna o control excesivo). Mientras el cristiano se siente indigno ante la Majestad de su Dios, el taoísta no se singulariza ni desea destacarse del Todo.

La ética del Tao significa blandura, sabe ceder con el fin de recuperar la posición inicial sin romperse (con la flexibilidad de un bambú), rechaza la dureza o la rigidez. Sabe adaptarse a los hechos. No presta ninguna resistencia violenta. Implica tener la mente abierta, liberada de la inercia vital o cerrazón mental. Escuchar, no se obsesiona, vive con lucidez y con el ánimo relajado.

En este contexto su humildad, es hacerse pequeño, reducirse sin pretensiones. El Tao prefiere lo ínfimo, lo minúsculo, porque sabe que la felicidad nace en lo pequeño y le ayuda a avanzar en el camino de su propia elevación espiritual. Así la no-acción es actuar con impersonalidad, sin ningún tipo de actitud egocéntrica, ya que se debe liberar del ego, pues la mente egoísta es la raíz de cada mal. Aceptar con agrado todos los cambios, inclusive la muerte y busca la armonía con el universo. De acuerdo con el Tao Te Ching, una persona sabia actúa sin pretender los resultados como suyos, logra su mérito y no desea mostrar su superioridad. En un mundo hedonista y egocéntrico, el Tao nos recuerda que la dicha consiste en la evolución de la riqueza interior y en la realización de su esencia espiritual, el "ser" prima sobre el "tener y el hacer", los deberes priman sobre los derechos, comenzando por el deber de respeto al orden cósmico.

Otra postura como las de Osho afirman que las religiones han dado una connotación equivocada, al concepto de humildad, ya que se cree que significa todo lo contrario al egoísmo, lo cual no es así porque incluso lo contrario del ego seguiría siendo el cultivo del yo, pero escondido, tras fachadas; como cuando uno se supone más humilde que cualquier otro, eso es ego. Menciona que la diferencia entre ser humilde y el rasgo de ser tímido como expresión de humildad, es sólo que en el segundo, la persona trata de esconderse por miedo, donde hay posiblemente un gran desconocimiento de sí y no se es capaz de percibir distinciones entre sus propias acciones y las respuestas a la realidad.

Tomemos el siguiente caso mencionado por Osho, la historia de tres monjes cristianos que pregonaban la humildad y que ellos eran los representación de la humildad por ser cristianos y monjes, el autro señala que se trata de egos reprimidos, porque son seres que reprimen su ego pretendidamente para ser humildes pero en realidad codician y están ávidos de entrar al paraíso y disfrutar de todos sus placeres. La falsa humildad es ego reprimido que aparenta ser humilde pero que se supone superior. La verdadera humildad no tiene  pretensión alguna de ser superior. Es una comprensión simple y pura de que no existe nadie superior ni inferior entre las personas; somos sólo nosotros mismos, incomparablemente únicos. Por ello a una persona humilde no se le puede herir.

Para Osho la humildad verdadera es simplemente ausencia de ego. Se trata de dejar caer todas las personalidades y las decoraciones que se han acumulado a su alrededor, para regresar a ser como un niño pequeño que no sabe quién es. Así es el humano en un principio, no sabe nada acerca del mundo. Sin embargo con el tiempo sus ojos se llenan de polvo, llamado conocimiento y le deja ciego; ya que el conocimiento energetiza enormemente al ego: yo sé –decimos- los otros no. El hombre humilde no sabe nada. Está lleno de asombro. Él no tiene ningún derecho sino sólo gratitud, así experimenta una vida de gratitud incondicional, no sólo a Dios, sino a la humanidad y absolutamente a todo.  

La falsa humildad y ser tímido, esconderse por miedo son diferentes formas de expresiones del  ego (para la psicología la timidez encierra una baja autoestima). Por ello la persona que no cultiva su ego nunca se siente tímida y es valiente (si usted dice algo falso acerca de él, lo refuta, por ejemplo). En esta visión de Osho el mundo es un espejo de lo que pensamos de nosotros mismos, así una imagen negativa del mundo es una negativa imagen de sí mismo; sin embargo señala que son las dos caras de una misma moneda: está la expectativa de un mundo perfecto. El mundo no es perfecto ni es malo.

Para Osho no es importante el conocimiento sino la experiencia, porque la comprensión intelectual no es suficiente para adquirir la verdadera humildad. La meditación puede ayudar a deshacerse del ego porque incrementa la conciencia, ya que es muy difícil en un estado inconsciente –nuestra conciencia es muy superficial- distinguir entre la auténtica y la falsa humildad. Por eso también nuestras decisiones y acciones no son congruentes, porque básicamente el inconsciente rige nuestra vida y porque estamos divididos y somos dinámicamente antagónicos en nuestro interior. Advierte que si  usted está en las garras del inconsciente, no hay manera de ver las cosas exactamente como son. Excepto la meditación, no hay otra manera de llevar la luz a la oscuridad inconsciente de su ser; ya que a medida que su meditación crece, su conciencia crece. En el punto final tu conciencia es total y la pérdida del conocimiento ha desaparecido. Convertido en un meditador, la respuesta surge, y el Budismo dice que sólo tu respuesta puede hacerte verdaderamente sabio.

A manera de resumen, la humildad es abordada tanto por las llamadas religiones externas como por las internas revisadas. Tanto unas como otras reconocen la importancia de reconocer los aspectos favorables y desfavorables de la persona, para el cultivo de la humildad. La falsa humildad es un acto manipulatorio consciente o inconscientemente,  para estas visiones, incluso es visto como un ego reprimido e insano. Las consecuencias de ser o no humilde son, para las religiones revisadas, distintas: El castigo para una, el no crecimiento para la otra, y son también divergentes las formas en que recomiendan hallar la humildad. Una, lacristiana, desde el conocimiento racional informativo; y la ora, con la meditación, estrategias que en su ejercicio incluso pueden considerarse excluyentes.

 

We live surrounded by own concepts or from others, that become with globalization
more numerous and taken many meanings, even contrary. 
Sometimes this creates confusion in the interpretation and in fact, because the values ​​are interpreted as the act (there are current positions that claim that human actions and decisions are governed in large proportion, 70-80, for the unconscious). Contrasting views of the world not previously coexisted, which did not even have the reference, for example Buddhism, traditionally Christian regions several questions arise. 

When I was little, the rules of the Catholic, the person should not recognize their successes, even with great effort made to be flattered, and against others, one should deny or minimize humility ... it was considered (at that time for me was like being a liar himself). Well now, anyone who dares queuing to ask a bureaucrat working hours when you take the cake or talking, and if it claims to do their work, this is judged as being arrogant. This same version is repeated in different contexts. The truth is that the concepts are changing with respect to their original proposals, as may be raised, for example, in the sacred books. 

If you come from closed societies and small, like me, traditionally Catholic, when I was a teenager during my high school attended, for example, only a student "atheist", or so declared by his father who assured him be judged with great suspicion. They are tangible changes that have taken over the values ​​traditionally shared. The truth is that every society and even each moment in history has had different values, different levels and hierarchies. This dynamic movement and counter values ​​that we touch in our daily life forces us to revise not only personally, but a large scale, as societies. 

When you want to look into these philosophical views can do so directly with the definition, or from their antagonistic conceptions (humility versus arrogance). Another way is to review how it interacts with other concepts (eg, envy or greed as part of the pride), or can be contrasted with other concepts such as ego, for example. Osho discusses first the concept he calls misleading and later decide itself what it describes. 

Humility is a central value in almost all philosophies, religions and even the pragmatic positions. It should be noted that this concept is intrinsically linked to how we conceptualize the divinity or spirituality. In religions that call external beings have an external God who directs and governs, in the inner divine force within living there and is where the human being is part of the universal order. 

Part of the confusion in daily life is the discrepancy between the many ideas and events with the humility and confusion with his shadow: false humility.Questions that moves this review are: to be humble if I need to grow as people say Buddhism, Christianity or certain therapeutic approaches such as Family Constellations in this regard. It then pointed out: What really is the humility?How distinguished from false humility? What is pride? 

The word humility is apparent from the Latin humilitas, related to the adjective humilis, translated as "humble" and as "low", "land" or "wet" and that in turn is derived from humus (earth) 

According to Wikipedia, the popular eclectic sense emphasizes the humility and the true self: do not believe that is more or less than what it really is. 

In Buddhism, humility is to address how to get rid of the sufferings of life and the vexations of the human mind. The ultimate goal is to achieve a state of enlightenment through meditation and other spiritual practices. Humility is also secure the release with the arrival of Nirvana. When one experiences the lighting is because it is free from suffering, vexations and all illusions of self-deception, and that humility, compassion and wisdom characterize the state of enlightenment. For the Master Li Yuansong lighting can only come after humility. 

The Buddhist critique of the ego attitude, arrogance (www.budistas.blogspot.com) and pride of the considered forms of self-deception, since the person is thought more capable, powerful, full, popular or attractive than it really is. The student of Buddhism, with its alleged perfection a person is unable to see himself as he is, to admit their own limitations, because he is blinded by pride. Objective finding suggests that acceptable results in the positive and favorable, and on the negative and unfavorable. Recognizes that the two are constantly present so it is important to realize their own limitations and scope. 

Revised the Buddhist view, sees the arrogance and self-loathing are two sides of egocentrism. Both express an obsession with ego-constant focus exclusively on himself, the first focuses on his own perfection (he praises) and the second at his misfortune (underestimated), blaming others for their misfortune in both cases and expressing their insecurities through hatred. 

Significantly, Nietzsche for example, slavery in the sense of humility, subservience and meekness, the humility of the Christian calling. The rejection of these false expressions of humility is also included in the book of the Torah, which states that self-esteem and humility are not mutually exclusive but complementary. Humility is not humiliation, and is considered more valuable if humility is directed from the oppressor to the oppressed. Some authors also mention the excessive servility as a vice (as well as pride), and perceived abuse of humility: pride spoils of others, which creates and maintains tyranny, arbitrariness and arrogance. Humility is practiced in such a way that does not promote the services in the other. In this respect, Osho says that the confusion is that humility is confused with the egos repressed (shown below). 

From the ethical theory of Thomas Aquinas humility health requires not only inside of feeling and intellect, but also the purity of the work outside. If we assume that the power would be aimed at the good and the bad service, the first generation of pleasure and joy, trying to avoid evil, the second causes pain and sadness. The humble man is kind, the superb aversion reflects well on their actions, their inordinate desire to excel (again considering the intention, which is known only by oneself). Humility is thus a means to combat the vice of pride, because it limits the excessive love. Pieper points out that the whole agreement of Thomas's humility and pride is not even a single phrase that relates to humility in self-reproach, the depreciation of the self or own merits or the consciousness of inferiority. 

According to the characteristics given by Thomas Aquinas, pride is expressed with the bravado and hypocrisy, disobedience, infidelity and despair and presumption. It defines different causes of humility, love (we honor those we love), pain (when there is this is a situation that humility comes out), fear (the attitude of a man with the desire for fame and honor usually involves boast and cares about himself, yet it has the ability to reject, the plea because it involves asking for something strongly, thus avoiding the self-sufficiency. 

As for the degrees of humility mentioned by Thomas Aquinas, stresses as the simplest one that appears with the words, more developed even when the facts reflected in the more developed when humility comes from the heart, so that he is humble of heart will be of facts and words directly manifest also in their expression and intention. 

According to Thomas Aquinas there are two ways to attain humility: for the gift of grace through the study. The latter is essential because it allows the necessary knowledge to act righteously and choose between options, looking at the root of the facts, therefore there is a very close relationship between wisdom and humility. From his vision, humility has wisdom. Here the question is: who does not study, or recently-called ignorant or illiterate, can you be humble?, And the Thomistic approach does it include other types of knowledge than the purely rational information? 

To clarify the limits and considerations of the concept of humility in the Thomistic theory specifies that the magnanimity and humility are not contrary, but they seem. The man has a noble and virtuous received from God, but also has a part limited in his human nature. For this reason, the man from the noble tends magnanimously to the highest goods, but also be able to assess their own shortcomings through the virtue of humility. In the Christian religion, external religion is God who gives, but in the internal religions, is the man who received divine and has the potential ability to achieve a better development in their lifetime. 

Hence it is important to note that true humility is different from the false humility, the latter involving the self-deprecating about himself, his gifts, talents and accomplishments against the other in order to generate behavior in others praise or flattery (expressions like "the little I have read" when it comes to expert). So humility legitimate, Uriah Heep, says attitudes and behaviors such as: recognizing the virtues and talents, but also those with others and especially when such virtues than his own, to give due recognition and honor, and evenwhen necessary, obedience. 

From the philosophical Taoism, the way of Tao must be understood as a path of realization, where no part of reason or speculation. It proposes a code of ethics and considers counter any system of rigid moral standards and because stifles spontaneity. The real virtues of man are the simplicity and naturalness (is released from the superficial aspects that often imposes social life grows real thing, not repress natural instincts but the purified and targeted, seeking to adjust its existence to the natural rhythm, without any rationalization or control over). While the Christian feels unworthy before the Majesty of God, not Taoist singles or want to stand out from the All. 

The ethics of the Tao means softness, you know give back to the starting position without breaking (with the flexibility of a bamboo), rejects the hardness or stiffness. Can adapt to the facts. Pays no violent resistance. Involves having an open mind, free from inertia or closed-minded life. Listen, do not obsess, lives with clarity and with the relaxed mood. 

In this context, his humility, is to take small, unpretentious reduced. The Tao prefers the tiny, minuscule, because he knows that happiness comes in little things and help you advance in the way of his own spiritual elevation. This non-action is to act with impersonality, without any self-centered attitude, and to be free of ego, because the selfish mind is the root of every evil. Gladly accept all changes, even death, and seeks harmony with the universe. According to the Tao Te Ching, a wise person acts without claiming the results as his own merit and does not want to show their superiority. In a hedonistic, self-centered world, the Tao reminds us that this is the evolution of the inner wealth and the realization of his spiritual essence, "being" premium over "having and doing" homework take precedence over rights, beginning with the duty to respect the cosmic order. 

Another position as Osho say that religions have a wrong connotation to the concept of humility, because they think it means the opposite of selfishness, which is not so because even the opposite of ego would be the cultivation of the self But hidden behind walls, as when one is more humble than any other, that's ego. He mentions that the difference between being humble and the trait of being shy as an expression of humility, it is only in the second, the person tries to hide out of fear, where there is possibly a lack of understanding themselves and not being able to perceive distinctions between their own actions and responses to reality. 

Consider the following case mentioned by Osho, the story of three Christian monks who preached humility and they were the representation of humility for being Christians and monks, says Autro egos is repressed, because they are beings who suppress their ego purporting to be humble but really covet and are eager to enter paradise and enjoy all its pleasures. False humility is repressed ego appears to be humble but it is supposed superior. True humility does not have any claim to be superior. It is a pure and simple understanding that there is no upper or lower among people, we are just ourselves, incomparably unique. So a humble person can not be hurt. 

For Osho true humility is simply the absence of ego. It is dropping all the personalities and decorations that have accumulated around him, to return to be like a little boy who does not know who he is. So is the human at first knows nothing about the world. But over time her eyes filled with dust, called knowledge and lets blind since knowledge greatly energizes the ego: I know, we-others do not. The humble man knows nothing. It is full of wonder. He has no right but only gratitude, and experience a life of unconditional gratitude, not only God, but to humanity, and absolutely everything. 

The false humility and being shy, hiding for fear are different forms of expressions of ego (self-consciousness in psychology involves low self-esteem). Therefore the person who does not cultivate his ego never feels shy and brave (if you say something false about it, refute it, for example). Osho In this vision of the world is a mirror of what we think of ourselves and the world a negative image is a negative self-image, but notes that they are two sides of same coin: there is the expectation of a perfect world. The world is not perfect nor bad. 

Osho is not important for the knowledge but the experience, because intellectual understanding is not enough to acquire true humility. Meditation can help get rid of the ego because it increases awareness, and it is very difficult in an unconscious state, our consciousness is very superficial to distinguish between genuine and false humility. That is also why our decisions and actions are not consistent, because basically the unconscious rules our lives and because we are divided and antagonistic dynamically within. Note that if you are in the grip of the unconscious, there is no way of seeing things exactly as they are. Except for the meditation, there is another way to bring light to the dark unconscious of his being, because as your meditation grows, your consciousness grows. In the end your consciousness is totally and loss of consciousness is gone. Become a meditator, the answer comes, and the Budism says that only your answer can make you truly wise. 

In summary, humility is addressed by both religions calls for the external and internal review. Both institutions recognize the importance of others to recognize the pros and cons of the person for the cultivation of humility. False humility is a manipulative act, consciously or unconsciously, to these views, it is even seen as a repressed and unhealthy ego. The consequences of being humble or not are reviewed for religions other than: Punishment for one, no growth for the other, and are also divergent ways in which to find the humility recommended. One, lacristiana from rational knowledge information, and the prayer, meditation, exercise strategies that may even be considered excluyentes

Leyenda urbana sobre Niels Bohr

Leyenda urbana sobre Niels Bohr

Sir Ernest Rutherford, presidente de la Sociedad Real Británica y Premio Nobel de Química en 1908, contaba la siguiente anécdota:

Hace algún tiempo, recibí la llamada de un colega. Estaba a punto de poner un cero a un estudiante por la respuesta que había dado en un problema de física, pese a que este afirmaba rotundamente que su respuesta era absolutamente acertada.

Profesores y estudiantes acordaron pedir arbitraje de alguien imparcial y fui elegido yo. Leí la pregunta del examen y decía:

Demuestre como es posible determinar la altura de un edificio con la ayuda de un barómetro. El estudiante había respondido: llevo el barómetro a la azotea del edificio y le ato una cuerda muy larga. Lo descuelgo hasta la base del edificio, marco y mido. La longitud de la cuerda es igual a la longitud del edificio.

Realmente, el estudiante había planteado un serio problema con la resolución del ejercicio, porque había respondido a la pregunta correcta y completamente.

Por otro lado, si se le concedía la máxima puntuación, podría alterar el promedio de su año de estudio, obtener una nota mas alta y así certificar su alto nivel en física; pero la respuesta no confirmaba que el estudiante tuviera ese nivel.

Sugerí que se le diera al alumno otra oportunidad. Le concedí seis minutos para que me respondiera la de que en la respuesta debía demostrar sus conocimientos de física.

Habían pasado cinco minutos y el estudiante no había escrito nada.

Le pregunté si deseaba marcharse, pero me contestó que tenía muchas respuestas al problema. Su dificultad era elegir la mejor de todas. Me excusé por interrumpirle y le rogué que continuara. En el minuto que le quedaba escribió la siguiente respuesta: tomo el barómetro y lo lanzo al suelo desde la azotea del edificio, calculo el tiempo de caída con un cronometro. Después se aplica la formula altura = 0,5 por A por t^2. Y así obtenemos la altura del edificio.

En este punto le pregunté a mi colega si el estudiante se podía retirar. Le dió la nota mas alta. Tras abandonar el despacho, me reencontré con el estudiante y le pedí que me contara sus otras respuestas a la pregunta. Bueno, respondió, hay muchas maneras, por ejemplo: tomas el barómetro en un día soleado y mides la altura del barómetro y la longitud de su sombra. Si medimos a continuación la longitud de la sombra del Edificio y aplicamos una simple proporción, obtendremos también la altura del edificio. Perfecto, le dije, ¿y de otra manera?. Si, contestó, éste es un procedimiento muy básico para medir la altura de un edificio, pero también sirve. En este método, tomas el barómetro y te sitúas en las escaleras del edificio en la planta baja. Según subes las escaleras, vas marcando la altura del barómetro y cuentas el número de marcas hasta la azotea. Multiplicas al final la altura del barómetro por el número de marcas que has hecho y ya tienes la altura.

Este es un método muy directo.

Por supuesto, si lo que quiere es un procedimiento mas sofisticado, puede atar el barómetro a una cuerda y moverlo como si fuera un péndulo. Si calculamos que cuando el barómetro está a la altura de la azotea la gravedad es cero y si tenemos en cuenta la medida de la aceleración de la gravedad al descender el barómetro en trayectoria circular al pasar por la perpendicular del edificio, de la diferencia de estos valores, y aplicando una sencilla fórmula trigonométrica, podríamos calcular, sin duda, la altura del edificio.

En este mismo estilo de sistema, atas el barómetro a una cuerda y lo descuelgas desde la azotea a la calle. Usándolo como un péndulo puedes calcular la altura midiendo su período de precesión. En fin, concluyó, existen otras muchas maneras. Probablemente, la mejor sea tomar el barómetro y golpear con el la puerta de la casa del portero. Cuando abra, decirle: "Señor portero, aquí tengo un bonito barómetro. Si usted me dice la altura de este edificio, se lo regalo".

En este momento de la conversación, le pregunté si no conocía la respuesta convencional al problema (la diferencia de presión marcada por un barómetro en dos lugares diferentes nos proporciona la diferencia de altura entre ambos lugares) evidentemente, dijo que la conocía, pero que durante sus estudios, sus profesores habían intentado enseñarle a pensar.

El estudiante se llamaba Niels Bohr, físico danés, premio Nobel de física en 1922, mas conocido por ser el primero en proponer el modelo de átomo con protones y neutrones y los electrones que lo rodeaban. Fue fundamentalmente un innovador de la teoría cuántica.

Al márgen del personaje, lo divertido y curioso de la anécdota, lo esencial de esta historia es que le habían enseñado a pensar.

"Leyenda urbana desde 1971".

Tomado de: http://es.wikipedia.org/wiki/Discusión:Niels_Böhr

Fotografía: José María Azcona. Edificio La Adriática -de clara influencia neomudejar- en Sevilla, España.

¿Por qué Stephen Hawking está contra la Filosofía? / Christopher Norris (Philosophy Now, Marzo-Abril 2011)

¿Por qué Stephen Hawking está contra la Filosofía? / Christopher Norris (Philosophy Now, Marzo-Abril 2011)

Traducción: Juan Carlos Álvarez

 

 Stephen Hawking ha causado recientemente un revuelo considerable en la academia, al escribir en su nuevo libro El Gran Diseño –y al repetirlo ante un grupo impaciente de periodistas y entrevistadores– que la filosofía practicada hoy en día es una pérdida de tiempo y que los filósofos constituyen un desperdicio de espacio. Más exactamente, Hawking ha escrito que la filosofía está “muerta”, al no haberse mantenido al corriente de los últimos avances de la ciencia, especialmente en el campo de la física teórica. En otros tiempos –ha concedido Hawking– los filósofos no sólo intentaban mantenerse al corriente, sino que a veces hacían ellos mismos contribuciones científicas significativas. Pero actualmente, en la medida en que tienen alguna influencia, los filósofos son sólo un obstáculo para el progreso debido a su interminable obsesión con las mismas viejas cuestiones de la verdad, el conocimiento, el problema de la inducción, etc. Si los filósofos hubieran prestado tan sólo un poco más de atención a la literatura científica, se habrían enterado de que ésas ya no son cuestiones vivas para nadie que esté remotamente al tanto del pensamiento más avanzado. Así pues, sus opciones son o bien cerrar la tienda y terminar con la farsa llamada “filosofía de la ciencia”, o bien seguir invitando a la burla adicional por su insistencia en esconder la cabeza debajo del ala.


De modo bastante predecible, los periodistas se pusieron a buscar a filósofos mediáticos –algo que no es difícil de encontrar hoy en día– que defendieran el argumento contrario de manera adecuadamente vigorosa. En general las respuestas, o aquellas que me encontré, parecían demasiado preocupadas por expresarse en términos conciliadores, o por conceder a la tesis de Hawking cierto grado de verdad si era juzgada según los criterios de la comunidad de las ciencias naturales, a la vez que discrepaban tácitamente en lo referente a la filosofía y las ciencias humanas. Creo que el argumento necesita una defensa más firme y tal vez menos tácita, ya que por otra parte parece una marcha atrás forzada para encubrir la propia desorganización interna. Además, hay una buena razón para plantear una defensa mucho más robusta por cuestiones de principios. Éstos tienen que ver con la necesidad de filosofar de los propios científicos, y con su tendencia a filosofar mal o a cometer ciertos errores evitables cuando no muestran al menos cierto interés pasajero por lo que tienen que decir los filósofos .

 

 
La Ciencia es Filosófica

El profesor Hawking ha estado dirigiéndose probablemente a los filósofos equivocados, o bien ha recogido algunas ideas incorrectas sobre las clases de discusión que tienen lugar actualmente en la filosofía de la ciencia. Su altivo rechazo de la empresa entera como una pseudodisciplina inútil, científicamente irrelevante, no recoge varios hechos importantes sobre el modo en que la ciencia ha sido practicada habitualmente desde su origen pre-moderno (siglo XVII) y, más aún, en los desarrollos acaecidos en los albores del siglo XX, tales como la mecánica cuántica y la relatividad.

 

La ciencia siempre ha incluido un componente filosófico considerable, bien al nivel de las presuposiciones básicas acerca de la evidencia, la causalidad, la construcción de teorías, la inferencia válida, la comprobación de hipótesis, etcétera, o bien en la fase especulativa donde los científicos ignoran la guía ofrecida por los filósofos bien informados sólo a riesgo de caer en diversas falacias o ficciones seductoras. Tales eran los “ídolos del teatro” contra los que Bacon advertía en su Novum Organum de 1620, y tales son –aunque en un sentido filosófico muy diferente– las ideas engañosas que, según Kant, tienden a apartarnos del camino de la investigación segura o de la búsqueda de la verdad. Esto sucedería con seguridad, advirtió, si supusiéramos erróneamente que el ejercicio de la razón pura (especulativa) sobre cuestiones que están fuera y más allá de la esfera empírica produce la misma clase de conocimiento que sólo puede conseguirse sometiendo las intuiciones sensoriales a conceptos adecuados y explicativos. Sin querer en modo alguno cargar a la ciencia con el equipaje de la metafísica kantiana, yo sugeriría que este diagnóstico, o alguno similar, debería aplicarse a muchísimos de los conceptos especulativos propuestos hoy en día por los físicos teóricos, incluyendo a los defensores de la teoría de cuerdas (Hawking entre ellos) y de algunas otras conjeturas vanguardistas. Estos pensadores parecen despreocupados –incluso alegremente inconscientes, se siente uno tentado a decir– por el hecho de que sus teorías no puedan ser sometidas a prueba o confirmación, ni tampoco a falsación tal como ésta es exigida por Karl Popper y sus seguidores. Después de todo, el rasgo peculiar de tales teorías es que postulan la existencia de lo que actualmente, y quizás para siempre, elude cualquier forma de confirmación mediante la observación o el experimento.  

 
La verdad es que la ciencia ha obtenido algunos de sus avances más notables precisamente aventurándose más allá de los límites de la evidencia fundada. A menudo esto ha abierto nuevos campos al seguir alguna línea de pensamiento especulativo que implica una tendencia, al menos por el momento, a arreglarse sin los puntales y las seguridades del método científico “bueno”. De hecho, esta confianza en las empresas teóricas que exceden el límite máximo de la evidencia empírica es algo que algunos filósofos atribuirían incluso a las leyes físicas más básicas y a las verdades científicas ampliamente aceptadas como “indudables”. En su opinión, no hay ninguna cosa tal como la auto-evidencia empírica clara, ya que las observaciones siempre están hasta cierto punto informadas teóricamente. Del mismo modo, las teorías científicas siempre están “subdeterminadas” por la mejor evidencia disponible, lo que significa que la evidencia siempre se halla abierta a otras interpretaciones igualmente racionales, en función de cierto ajuste de esta o aquella “hipótesis auxiliar” o elemento negociable de la creencia de fondo. A pesar de todo, no quiero llevar demasiado lejos esta línea de argumentación, porque entre algunos filósofos de la ciencia se ha convertido ahora en un artículo de fe, en un dogma mantenido tan tajantemente como cualquier precepto del viejo credo positivista no reformado. Además, lo anterior ha dado lugar a una variedad de enfoques sociológicos relativistas o “fuertes” que utilizan la tesis de la carga teórica y de la subdeterminación para poner en duda cualquier distinción entre teorías verdaderas y falsas, entre hipótesis válidas e inválidas, o entre ciencia y pseudociencia.


Con toda probabilidad, son conceptos de esta clase –ideas que tienen su fundamento en la sociología, o en los estudios culturales, o en las orillas más salvajes de la filosofía de la ciencia– los que han llevado al profesor Hawking a hacer pública su declaración. Sin embargo, no son en modo alguno pertinentes para mi argumento sobre el elemento especulativo implicado en muchos episodios del avance científico principal, y sobre cómo la filosofía ha desempeñado un papel conjuntamente posibilitador y regulativo en ese proceso. Con ello me refiero a su papel como fuente de nuevas ideas o hipótesis creativas y también como fuente de preceptos directivos con respecto a cuestiones tales como la evidencia empírica, la validez lógica, la garantía inductiva, la corroboración, la falsación, la comprobación de hipótesis, el razonamiento causal, el peso de la probabilidad, etc. Estas cuestiones sirven para mantener a la ciencia en el camino seguro y para impedirle que tome la dirección seductora hacia la especulación desenfrenada no anclada en la evidencia o hacia la pura fantasía de ciencia-ficción. Que en general los científicos pueden hacer esto por sí mismos es sin duda bastante cierto, aunque, debiera añadir, esto es en gran parte el resultado a largo plazo del trabajo de los filósofos. Desde Aristóteles ha existido una relación estrecha –aunque históricamente fluctuante– entre las ciencias naturales y aquellas ramas de la filosofía que adoptaron como parte de su tarea proporcionar a la ciencia una aprehensión más clara de sus propios fundamentos metodológicos. Además, a veces ha sido principalmente un cambio de la perspectiva filosófica el que ha causado un cambio epocal del paradigma científico, como aquellos cambios mediante los cuales, en la despreocupada expresión del filósofo americano W.V. Quine, “Kepler reemplazó a Ptolomeo, o Einstein a Newton, o Darwin a Aristóteles”.

No tengo ningún problema con la aversión de Hawking hacia la filosofía de la ciencia provocada por la clase de paradigma relativista indiscriminado que Quine buscaba promover. Por culpa de Quine (y de Thomas Kuhn), muchos piensan actualmente que el cambio de una teoría científica implica un cambio de los esquemas conceptuales tan radical que convierte a la historia de la ciencia en algo racionalmente inexplicable y a la filosofía de la ciencia en una pobre (y completamente dependiente) conjunción de sociología y psicología conductista. Si ésta fuera la única postura disponible para los filósofos actuales, debido a algún fracaso a gran escala del nervio intelectual, entonces Hawking estaría plenamente justificado al disparar toda su artillería antifilosófica. Sin embargo, Hawking ignora el potente giro hacia un enfoque realista causal-explicativo que ha sido el rasgo más visible de la filosofía de la ciencia en las dos últimas décadas. En lugar del anterior movimiento relativista, los actuales pensadores abogan por una concepción robusta de las clases naturales junto con sus estructuras y propiedades esenciales y sus disposiciones causales. De manera crucial, en el contexto actual su enfoque ofrece una evaluación crítica sobre la cuestión de lo que se considera correctamente como una búsqueda científica, y sobre lo que debería ser clasificado más adecuadamente como una conjetura metafísica o (en el límite) una mera invención.

Así que ahora la filosofía de la ciencia parece decidida a ocupar de nuevo su tierra nativa, volviendo a entrar en contacto con la física. No se trata sólo de un aspecto semántico relativamente trivial acerca de las ciencias físicas, en el sentido de que éstas han sido descritas como otras tantas ramas de la “filosofía natural” hasta fecha bastante reciente. Más bien se trata de que las teorías científicas –sobre todo las teorías de la clase ultraespeculativa que ocupan a los físicos teóricos como Hawking– implican una gran cantidad de filosofía encubierta que puede o no promover el interés del conocimiento y de la verdad. Lo anterior debería ser reconocido si no queremos quedar atrapados en una falsa apelación a la autoridad de la ciencia, como si ésta poseyera la clase de autoevidencia pura o de garantía indudable que permite prescindir legítimamente de la “filosofía” como una reliquia del pasado pre-científico.

Y menos aún deberían los filósofos llevar su respeto justificado a la ciencia y a sus muchos logros impresionantes hasta el punto de traspasarle toda la autoridad sobre cuestiones que están dentro de su propia esfera de competencia. De este modo, resulta contraproducente para todos los interesados, tanto filósofos como físicos, la sugerencia de Quine y de otros en el sentido de que siempre deberíamos querer cambiar los principios de la lógica para poder dejar espacio a nuevos resultados desconcertantes, anómalos o completamente incomprensibles. Tal vez la aparente paradoja cuántica del dualismo onda/partícula pierda temporalmente su aguijón si se suspenden las reglas clásicas de la bivalencia o del tercio excluso, es decir, aquellas reglas que exigen que reconozcamos la verdad de la proposición “la luz se propaga como ondas” o de la proposición “la luz es una corriente de partículas”, pero seguramente no la verdad de ambas por mor de la contradicción lógica. Sin embargo, la “solución” revisionista da lugar a problemas aún más insuperables, ya que deja tanto a los científicos como a los filósofos estancados en un enorme déficit normativo. Después de todo, si éstos aceptaran la propuesta de Quine entonces carecerían de los recursos conceptuales más básicos para evaluar las proposiciones, las teorías o las hipótesis, para pronunciarse sobre su consistencia (lógica) interna e incluso sobre el grado en que se mantienen correctamente junto a otros elementos del saber científico.

Aquí, una vez más, los filósofos harían mucho mejor si no abandonaran sus armas, si rechazaran esta línea particular de la resistencia mínima, y si defendieran la indispensabilidad (por motivos empíricos y también “puramente” racionales) del debido respeto a la regla clásica de la verdad/falsedad bivalente. No se trata de que con esto puedan conseguir alguna vez lo que Hawking parece prever en el párrafo final de su libro, cuando se maravilla ante el pensamiento de que la “lógica abstracta” pudo haber producido la maravillosa profusión de los conocimientos científicos actuales. Aquí el punto central –del que su propio libro da amplias muestras– es que el conocimiento científico proviene de un proyecto disciplinado aunque a menudo muy inventivo de búsqueda, donde el razonamiento “abstracto” desempeña un papel crucial aunque esté lejos de ser omnicomprensivo o autosuficiente. Este proyecto combina los procedimientos básicos de la lógica, p.ej. el pensamiento hipotético-deductivo y el razonamiento inductivo basado en la evidencia, con toda una variedad de recursos auxiliares tales como la analogía, los experimentos mentales, la conjetura racional y –subsumiendo a todos ellos– la inferencia a la explicación mejor o más adecuada.

Hawking ofrece numerosos ejemplos del uso de cada uno de estos instrumentos filosóficos a lo largo de su libro, junto con otros casos donde su funcionamiento conjunto es lo único que podría explicar posiblemente cómo la ciencia ha sido capaz de conseguir algún avance particular. A pesar de todo, Hawking se ve obligado –por la “lógica abstracta” de su propio enfoque doctrinario de “la ciencia es lo primero”– a ignorar esta evidencia cuando declara la irrelevancia total de la filosofía para cualquiera que posea una cosmovisión adecuada (es decir, científicamente informada). De hecho, puede ser bueno que los filósofos les recuerden de vez en cuando a los científicos que su pensamiento más productivo implica muy a menudo una interacción compleja de datos empíricos, teorías, hipótesis de trabajo, conjeturas verificables e incluso (a veces) ficciones especulativas. Igualmente ausente del relato de Hawking se halla el papel de guardiana de la filosofía, cuando ésta señala aquellos casos en los que la ciencia se desvía sin reconocerlo de un modo de razonamiento a otro distinto, o –como ocurre con frecuencia hoy en día– donde determinadas restricciones empíricas son pasadas por alto y la conjetura racional empíricamente informada deja paso a la pura fabulación.

Además de esto, hay teorías supuestamente de vanguardia que, al ser estudiadas con atención, acaban reproduciendo inconscientemente ideas pasadas de la historia del pensamiento que han sido criticadas y finalmente abandonadas. El libro de Hawking propone dos de estas teorías. Una es su central “Teoría-M”, que tiene que ver con las dimensiones múltiples –once en el último recuento– que se consideran constituyentes de la realidad última más allá de las apariencias, a pesar de nuestra percepción sensorial limitada a 3+1 dimensiones de nuestro mundo espacio-temporal familiar. En este relato no puede haber una única y comprensiva “Teoría del Todo”, de la clase favorecida por personas optimistas como Steven Weinberg, pero podemos esperar conseguir toda una variedad de teorías regionales especialmente adaptadas, que entre todas ellas apuntan a la naturaleza y estructura última de la realidad. La otra idea de Hawking, estrechamente relacionada con la anterior, es la del “realismo dependiente del modelo”, un enfoque que hace una concesión (según la mecánica cuántica ortodoxa) al efecto de observación del elemento observado, pero que sin embargo mantiene un adecuado respeto hacia la objetividad de la verdad científica.

Aquí el argumento de Hawking muestra todas las señales de ir a la deriva entre varias posiciones adoptadas por diferentes filósofos, desde Kant hasta el presente. Hawking gasta mucho esfuerzo en lo que parece ser un refrito mayormente involuntario de episodios de la historia del pensamiento idealista o cripto-idealista, episodios que han arrojado una larga sombra sobre la filosofía post-kantiana de la ciencia. Esta sombra todavía se cierne pesadamente sobre las dos ideas centrales de Hawking: la Teoría-M y el realismo dependiente del modelo. Ambas ideas parecen estar destinadas a reabrir la vieja división kantiana entre una realidad última “nouménica”, que se encuentra para siempre más allá del conocimiento humano, y un reino de apariencias “fenoménicas” al que estamos confinados en razón de nuestros límites perceptuales y cognoscitivos. Así pues, si Hawking tiene razón cuando acusa a algunos filósofos de una culpable ignorancia de la ciencia, entonces hay lugar para un cortés pero firme tu quoque, que puede expresarse en los términos bíblicos de “ver la paja en el ojo ajeno, y no la viga en el propio”. Igualmente, la hostilidad o la indiferencia hacia la filosofía pueden llevar en ocasiones a los científicos, sobre todo a aquéllos que tienen una tendencia especulativa fuerte, no sólo a inventar de nuevo la rueda, sino a producir ruedas que no avanzan en línea recta y que por consiguiente tienden a hacer volcar el vehículo.

Un entendimiento sólido de estas cuestiones, tal como han sido discutidas por los filósofos en las últimas décadas, podría haber moderado el desprecio de Hawking y también aguzado su atención crítica hacia ciertos aspectos de la física teórica actual. Mi argumento no es tanto que una fuerte dosis de realismo filosófico podría haber cortado las alas especulativas de Hawking y de otros físicos teóricos, sino más bien que los filósofos tienen mucha práctica en avanzar a través de aguas revueltas, o en lograr navegar a pesar de todos los remolinos provocados por una confluencia de ciencia, metafísica y conjeturas extravagantes. Después de todo, la física se ha apoyado cada vez más en exclusiva en la clase de pensamiento especulativo disciplinado que los filósofos han inventado típicamente, que han desarrollado, y que luego han criticado cuando sobrepasaban los límites de la conjetura racionalmente responsable. Tales son los experimentos mentales “de sillón” que afirman obtener alguna tesis sustantiva, es decir, no trivial, acerca de la naturaleza del mundo físico por medio de un pensamiento riguroso que establece la verdad (o, con igual frecuencia, la falsedad demostrable) de cualquier proposición afirmándola o negándola.

Sin duda, hay lugar para debatir si éstos son realmente (y de modo notable) ejemplos del descubrimiento científico conseguido mediante un ejercicio del razonamiento a priori, o si se reducen, como dirían los escépticos, a una especie de tautología disfrazada. Sin embargo, hay demasiados ejemplos impresionantes en la historia de la ciencia –desde el maravilloso experimento mental de Galileo que demostraba que Aristóteles debía estado equivocado sobre los cuerpos en caída libre, hasta varios resultados cruciales relacionados con el quantum– para que alguien sostenga de forma convincente que los resultados obtenidos en el “laboratorio de la mente” sólo pueden impresionar a los filósofos ansiosos por defender su gremio. De hecho, hay un sentido en el que la empresa científica se mantiene o se derrumba sobre la base de la validez del razonamiento contrafáctico-condicional, es decir, razonando cuál sería necesariamente el caso si se obtuvieran ciertas condiciones o se mantuvieran determinadas hipótesis. En su aspecto negativo, esta clase de pensamiento implica razonar sobre lo que habría sido el resultado si ciertos factores causal o materialmente relevantes no hubieran estado vigentes en algún caso concreto. Hawking se apoya constantemente en tales principios filosóficos, a fin de presentar y justificar sus afirmaciones sobre el curso actual y el futuro probable del desarrollo de la física. Por supuesto, él es muy libre de actuar así, pero haría mejor en reconocer su fuente en las formas de pensar y en los protocolos de argumentación válida que implican fundamentos científicos y también claramente filosóficos.

 Lo anterior nos devuelve al punto que probablemente provocará la mayor resistencia por parte de aquellos científicos –principalmente físicos teóricos– que son los que realmente tienen más que ganar ante cualquier aseveración de la filosofía que reclame una audiencia en tales asuntos. Es esto lo que los científicos suelen perderse cuando empiezan a especular con cuestiones que exceden no sólo la mejor evidencia observacional actual, sino incluso el límite de lo que es actualmente concebible en términos de verificabilidad. Dicho en palabras sencillas: un trabajo útil para el filósofo de la ciencia es clasificar los errores y las confusiones que los científicos –sobre todo los físicos teóricos– cometen a veces cuando dan rienda suelta a un modo de pensar especulativo. Mi libro Quantum Theory and the Flight from Realism [‘La Teoría Cuántica y la huida del Realismo’] encontró numerosos casos que ilustraban este argumento en las declaraciones de teóricos cuánticos, desde Niels Bohr –una figura pionera, pero asimismo la fuente principal de la mistificación metafísica– hasta los actuales defensores (Hawking entre ellos) de la teoría “multiverso” o de los múltiples mundos. Adaptando el famoso dicho del economista Keynes: los científicos que afirman que la filosofía no sirve para nada son quienes más probablemente suscribirán una vieja y mala filosofía o una nueva filosofía insuficientemente fundamentada, que ellos no reconocerán plenamente.

Hoy en día contamos con una gran cantidad de pensamiento (cuasi-)científico situado en el extremo –digamos– más creativo o imaginativo de la escala, que cae dentro de esa categoría híbrida de la conjetura metafísica altisonante vinculada a cierto grado de perplejidad, controvertida o al menos alejada de resultados empíricos decisivos. No es una mera cuestión de orgullo para los filósofos el reclamar una competencia especial a la hora de juzgar si el pensamiento ha cruzado esa línea del reino de la conjetura racional científicamente informada (aunque aún no probada), para ingresar en el reino de la especulación no fundamentada o de la fantasía absoluta de ciencia-ficción. Sólo tenemos que ojear cualquier número de New Scientist o de Scientific American para ver en qué medida el pensamiento científico último habita en esa zona fronteriza y sombría donde los tres elementos (conjetura informada, especulación infundada y ficción pura) se entremezclan, de modos tales que un filósofo adecuadamente entrenado sería el mejor equipado para señalar. En ninguna parte resulta esto más evidente que en los últimos cien años del debate sobre las implicaciones aparentemente paradójicas de la mecánica cuántica. Estas paradojas incluyen el dualismo onda/partícula, el llamado “colapso del paquete de onda”, el papel del observador al causar o inducir dicho colapso, y –sobre todo, ya que parece el único modo de conciliar estos fenómenos dentro de algo similar a una ontología coherente– la interacción más rápida que la luz entre partículas separadas por grandes distancias.

Me arriesgaré a la acusación de autobombo desvergonzado y sugeriré que los lectores lean mi libro, donde se expone la postura de que las anteriores cuestiones son pseudodilemas causados por una mezcla de evidencia inestable, razonamiento dudoso acerca de la misma, extrapolación imaginaria, y una negativa rotunda a considerar teorías alternativas (como la del físico David Bohm) que aligeran bastante la carga de la paradoja no resuelta. Al menos, haríamos mejor en confiar en las clases de consejo suministrado por filósofos científicamente informados y con un sentido bien desarrollado de cómo el pensamiento especulativo puede descarrilar a veces, que en las clases de consejo –incluido el consejo de “pongamos freno a la filosofía”– emitidas por científicos poco informados en filosofía.

Conclusiones

Sin duda, hay una buena cantidad de filosofía ignorante, obtusa o ideológicamente sesgada que o bien rechaza o bien intenta participar –pero no lo logra– en las preocupaciones de la ciencia actual. Uno puede entender la impaciencia de Hawking –o su patente exasperación– con algunas nociones incompletas expresadas por filósofos insumisos y aspirantes a colaboradores por igual. A pesar de todo, Hawking haría bien en considerar el papel históricamente probado y hoy en día más esencial que nunca de la filosofía como disciplina crítica. Ésta sigue ofreciendo las clases de argumento que la ciencia necesita a fin de disipar no sólo las ilusiones de la certeza sensorial ingenua o de la autoevidencia  intuitiva, sino también las confusiones con las que el pensamiento especulativo se encuentra cuando se desvincula de cualquier apelación restrictiva a principios reglamentarios, tales como los de la inferencia a la mejor explicación. Adaptando una cita de Kant a un contexto diferente aunque relacionado: la filosofía de la ciencia sin conocimiento científico es vacua, mientras que la ciencia sin la guía filosófica es ciega. Como mínimo, sin la filosofía la ciencia tiene una peligrosa tendencia a confundir las seducciones de la invención hipotética pura con el trabajo de formular conjeturas racionalmente garantizadas, metafísicamente coherentes y –aunque sólo sea con el paso del tiempo– empíricamente contrastables.


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Christopher Norris es Profesor de Filosofía en la universidad de Cardiff.
- Lecturas complementarias:
- Stephen Hawking & Leonard Mlodinow, The Grand Design: new answers to the ultimate questions of life (Bantam Press, 2010).
- Christopher Norris, Quantum Theory and the Flight from Realism: philosophical responses to quantum mechanics (Routledge, 2000).
- David Papineau (ed.), The Philosophy of Science (O.U.P., 1996)

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Título original: ‘Hawking contra Philosophy’.
Fuente: Philosophy Now.

Tomado de: http://realismo-especulativo.blogspot.com/2011/05/stephen-hawking-contra-la-filosofia.html#more 

 

¿Ha muerto la ciencia? / Isabel Nivón / Is science dead?

¿Ha muerto la ciencia? / Isabel Nivón / Is science dead?

Vivimos una época en que nos empezamos a dar cuenta cómo nos hemos ido reduciendo como seres humanos, en detrimento de nuestro desarrollo y bienestar. Los paradigmas imperantes han contribuido en la mentalidad de las sociedades actuales, provenientes también de las sociedades dominantes y que privilegian aquellos conocimientos que también lo son: la ciencia, conocimiento hegemónico frente a otro tipos de saberes (recordemos que el pensamiento científico es un pensamiento de origen eurocentrista, el llamado Occidental).

Mi abuela, una mestiza oaxaqueña,  decía que yo tenía las manos calientes y que por eso no debía sembrar las plantas. Para entonces estudiaba la licenciatura y esos comentarios me daban risa,  para mí eran ideas de campesinos supersticiosos...  20 años más tarde fui a clases de cerámica y corroboré que efectivamente tenía las manos muy calientes durante ciertas horas del día; por ello, el barro se cuartaba en el cocimiento de mis figuras, así que debía meterlas en agua para enfriarlas... Bueno, aún ahora no sé si las plantas que cultivé cuando mis manos estaban calientes, han sido las que no se han dado.

Los paradigmas imperantes son promovidos abiertamente por los sistemas económico-políticos, que apoyan y difunden a través de sus sistemas educativos, en todos los niveles (vean actualmente el caso de los libros de texto en México, venidos del constructivismo, teoría adaptada a la fuerza y que ha generado varios problemas. Ya hablaremos de esto en otro artículo). Por muchos años el pensamiento basado en la ciencia reconocida, es decir, la hegemónica, fue el único válido para todos, incluso en la vida cotidiana (en México, por ejemplo, la gente dejó de acudir al yerbero o aceptaba poco a los acupunturistas, por ejemplo, porque eran vistos como charlatanes; los médicos alópatas, eran los únicos aceptados). Aparentemente la ciencia resolvía todo y fuera de tales lineamientos, no había nada más que valiera la pena considerar como serio. Así entonces lo verificable, concreto, cuantificable, explícito era lo único valioso; quedando fuera todo aquello que no encajara en el cajón del método científico… Incluso los sentimientos y las sensaciones se intentaron ajustar a estos parámetros, haciéndose cargo de ellos, ciertos enfoques de la psicología. El psicoanálisis sigue siendo cuestionado precisamente porque su objeto de estudio, el inconsciente, no es verificable o medible en los términos del método científico, la llamada ciencia positiva. Y ya no hablemos del conocimiento espiritual de las culturas de oriente o de las mesoamericanas, que ha sido visto como fantasía o esoterismo, en el mejor de los casos. Ha ocurrido entonces que en Occidente  la Iglesia (en su mayoría católica, y ahora en México, creciendo el evangelismo) sea el único foro para nuestras necesidades espirituales.

Así por años trabajaron las distintas disciplinas de la ciencia, todo visto bajo la lupa del método científico para para metodizar y contolar los estudios, nació la estadísitca social. Sin embargo y paradójicamente, la propia ciencia nace y crece en una época de búsquedas esotéricas – justo cuando imperaba el pensamiento religioso y lo que conocemos como brujería. Es importante entonces descrubir qué se considera brujería, por qué se le considera así. Por lo pronto, diremos que fueron saberes no reconocidos.

La hegemonía de la ciencia está ahora vulnerada fuertemente porque se cuestiona su capacidad para resolver los problemas que la humanidad vive y que aquejan al hombre común y a los grupos sociales, desde su vida particular y cotidiana, en esta aldea mundial, global.  Por otra parte, la ciencia avanza con gran lentitud, por lo tanto sus soluciones dan aproximaciones explicativas a destiempo, especialmente por el quite que le hacen los prejuiciosos medios equivocadamente llamados de comunicación. Las respuestas científicas, muchas veces tan especializadas y desarraigadas, son parciales y pobremente traducidas por los medios, ante problemas amplios y complejos. Ha sido atinado el esfuerzo que se ha hecho en re-unir las disciplinas interrelacionándolas, interactuando en los diversos campos, e incluso conformando cuerpos de conocimiento ahora llamados transdisciplinarios.

Cuando hay hegemonía también hay poder, por lo tanto los grupos que lo sustentan, desean mantenerlo a toda costa. Uno de los más atrevidos científicos que conozco, revela y confronta dicha hegemonía desde la cúspide (como teórico) y desde lo cotidiano, sacando a la luz pública las luchas de poder al interior del ámbito científico y subrayando la visión tan reducida de la ciencia, ese hombre es Paul Feyerabend.

Cuando leí a Feyerabend en los cursos de posgrado, a mediados de los noventa del siglo pasado, se me presentó como un conocimiento revelador que  tumbaba muchas de los axiomas con que crecí en la licenciatura, y a los que también me, nos enseñaron a rendir culto como estudiantes…

Feyerabend era un sacrílego. Su pensamiento sigue estando en boga y sigue siendo aún bastante poco conocido. En las redes sociales, en el actuar cotidiano de los grupos humanos del planeta, es cuando se reconocen en la vida diaria y en la científica los aportes de los paradigmas orientales, que dan respuesta a la existencia y la búsqueda del hombre (vean solamente las ideas tan avanzadas del Tao de la sexualidad, incomparablemente un conocimiento mayor que el que nos aporta la ciencia occidental).

Paul Karl Feyerabend, austriaco,  nace el 13 enero 1924 y muere en 1994. Conoocido por su trabajo como profesor de Filosofía de la ciencia, laboró varias décadas en la Universidad de Berkeley  y vivió en otros países como  Inglaterra, los Estados Unidos , Nueva Zelanda , Italia , Alemania y finalmente en Suiza. Algunas de sus obras principales fueron Contra el método (1975), La ciencia en una sociedad libre (publicado en 1978) y Adiós a la Razón (una colección de artículos publicados en 1987). A Feyerabend le dio fama ser considerado por sus colegas un anarquista de la ciencia y por su rechazo a la existencia universal de reglas metodológicas. Su pensamiento influyó mucho en una visión del conocimiento que reconoce otros saberes y que busca resolver la vida desde distintas áreas, y que llega a resolverlo de mejor manera que el pensamiento científico.

Cabe mencionar que el cuestionamiento acerca de la ciencia forma en Feyerabend una parte de su búsqueda por recobrar su salud, asisitiendo a  tratamientos científicos diversos –con estudios y aparatos sofisticados- que no le dan respuesta; y finalmente ante la desesperación y el dolor, recurre a tratamientos alternativos que sí le brindan soluciones. En este viacrucis cuestiona el valor que la sociedad con poder ha dado al conocimiento científico, el uso que se ha hecho de él con la tecnología y el consumo, y el rechazo de otros cuerpos de conocimiento.

 

 

We live a time in which we began to give account of how we have been reduced like human beings, in detriment of our development and well-being. The prevailing paradigms of the time have contributed on present mentality, originating societies also of dominant societies, that privilege those dominant: science, hegemonic knowledge, against another ones (we must remember that the scientific thought has an eurocentrista origin, the so called Western one).

My grandmother, oaxacan, said that I had too warm hands and because that reason I must not seed the plants. By then I was studing on university and those commentaries make me laugh, I thought that those were ideas of superstitious campesinos (farm workers) … 20 years later I went to ceramics classes and I corroborated that indeed, my hot hands - certain hours of the day- make me sumerge them in water to cool them, if not, the figure break itself. Well, I still do not know even if the plants that I cultivated when my hands are very warm, have been those which have not grown.

The prevailing paradigms are promoted widely by the political and economic systems, and also support and spread through their educative systems, in all the levels (actually, see the case of text books in Mexico, come from the constructivism, theory adapted by force and that has generated several problems in primary school. We will already speak later of this, on another article).

By many years the thought based on recognized science, the hegemonic one, was the unique valid for all, even in the daily life (in Mexico, for example, people stopped going to the yerbero or do not accepted an acupunturist terapist, because they were seen like false talkers; the allopathists pysician, were only accepted ones). Apparently science solved everything with such rules, and nothing else was worth to consider like serious. Thus then verifiable, concrete, quantifiable, explicit interpretatios was unique the valuable thing; outside, wer everything that do not fit in the drawer of the scientific method…

Emotion and feelings were even tried to fit onto these parameters, becoming position of it, were certain approaches of Psychology. Psychoanalysis continues being questioned, for example, because its object of study, the unconscious, is not verifiable or measurable in the terms of the scientific method, the call positive science. And no longer we speak of the spiritual knowledge, that has been seen like fantasy or esoteric matters, in the best one of the cases. So, in these cultures the Church (in their catholic majority, and in Mexico, now growing the evangelism) is the unique forum for our spiritual needs.

Per years the different disciplines from science worked, mainly in the social ones, so that all outside seen under the magnifying glass of the scientific method, like the emotional and loving relations, and they could fit in these same parameters… In order to get on the method and to control the studies, was born social stadistics. Nevertheless and paradoxicalally, science istself was born and grows just at a time of esoteric searches - when the religious thought reigned and what we know like witchcraft.

The hegemony of science now is harmed strongly because its capacity is questioned to solve the problems that the humanity lives and that afflict to the common man and the social groups on their daily life, in this world-wide, global village. On the other hand, science advances with the great slowness, therefore their solutions were explanatory approaches inopportunely, especially with the vertiginous mass media, bad known as communiation media. The science answers, often so specialized and poorly translated by the media, separate and reduced its interpretations to abord wide and complex problems. The effort has been accurate in reuniting the disciplines interrelating them, interacting in the diverse fields, and even being aborded from transdisciplinaries bodies of knowledge.

When there is hegemony also the groups that sustain the power wish to stay even all costs, beyond the same reason of their own existence, as it could be the academic one. One of the most important scientists than I know, he reveals and confronts this hegemony from the peak (like a scientist) and from the daily thing, bringing to light public the fights from being able so to the interior and emphasizing the reduced vision of science, is Paul Feyerabend. When I read to Feyerabend in the courses of post studies, in the middle of the ninety of the last century, he appeared revealing knowledge that knocked down many of the axioms whereupon I grew in the degree, and to which also were taught to us to render cultured like students… Feyerabend did sacrilegies. His thought continues being actual and continues being rather known. In the social networks, in daily acting of the human groups of the planet the contributions of the Eastern paradigms are clearly been influent in the daily life and the scientist also, responds to existence and the human search (outposts of the Tao of the sexuality see only the ideas so, incomparably a vast and much more complete knowledge, that the one that contributes western science to us).

Paul Karl Feyerabend was an Austrian who borned 13 January 1924 and dies in 1994. Known because his work like professor of Philosophy of science, toiled several decades in the University of Berkeley and lived in other countries like the United Kingdom, the United States, New Zealand, Italy, Germany and finally in Switzerland. Some of their main works were Against the method (1975), Science in a free society (published in 1978) and Goodbye to the Reason (an article collection published in 1987).

Feyerabend gave to fame by his coleagues of being considered an anarchist of science and because of his rejection to the existence of unique and universal methodologic rules. Its thought, influenced the knowledge that wants to recognite other knowledges systems, usefull also to solve the life in different areas, and some times even major that the scientific thought.

Feyerabend question science in his path and search of health, consulting to diverse scientific treatments - with studies and sophisticated apparatuses that do not give answer him; and finally before the desperation and the pain, to alternative treatments that offer solution to him. In this viacrucis he question the value that the society with power has given the scientific knowledge, the use that has become of it by technology and consume, and the rejection of another type of knowledge systems.

Hipatia

Hipatia

Nacida hacia el año 370, muerta en Alejandría hacia el año 415. Hipatia es la única mujer que se sabe destacó en la antigüedad. Esto, unido a su belleza y arrojo y la popularidad de sus conferencias, han inmortalizado su figura. Comentó acertadamente las obras de Ptolomeo y Diofanto. Era pagana y a pesar de tener varios obispos cristianos entre sus discípulos fue criticada con serios antagonismos entre los fanáticos de dicha religión.

La biblioteca de Alejandría sufrió varios perjuicios por parte de los monjes que en su furia destructiva acabaron con la mayoría de la sabiduría pagana que allí se custiodaba y en una de esas hordas murió asesinada Hipatia.

Maestra de un círculo intelectual

La filosofía es el otro interés de Hipatia. Gracias a los recuerdos expresados en la correspondencia de su discípulo Sinesio de Cirene (2), sabemos mucho más sobre su docencia filosófica que sobre sus investigaciones matemáticas y astronómicas. No conservamos obras de Hipatia. Lo que conocemos de su docencia e investigación nos lo han narrado sus discípulos. Es posible que ella sea la editora de algunos textos académicos, pero no lo sabemos con certeza.

En su hogar de Alejandría Hipatia crea un círculo intelectual formado por discípulos, algunos de los cuales lo frecuentan durante muchos años. Estos jóvenes llegan de Alejandría, de otros lugares de Egipto, y también de Siria, de Cirene y de Constantinopla. Proceden de familias acomodadas e influyentes; con el tiempo alcanzarán destacados puestos civiles y eclesiásticos.

En torno a la maestra sus alumnos forman una comunidad basada en el sistema platónico de las ideas y en lazos interpersonales. Llaman misterios a los conocimientos que les transmite su “guía divina”, y se niegan a compartirlos con personas de rango social inferior, a las que consideran incapaces de comprender cuestiones divinas y cósmicas.

Las clases privadas de Hipatia y sus conferencias públicas también incluyen matemáticas y astronomía, que preparan la inteligencia para la especulación en niveles epistemológicos más elevados. En ocasiones Hipatia participa en las actividades de la polis, y es una consejera estimada tanto por los funcionarios municipales como por los imperiales que visitan Alejandría.

Hipatia posee gran autoridad moral; todas las fuentes concuerdan en que es un modelo de valor ético, rectitud, veracidad, dedicación cívica y proezas intelectuales. La virtud más admirada por sus contemporáneos es su autodominio o sofrosyne, que colorea tanto su conducta como sus cualidades más íntimas; se manifiesta en la abstinencia sexual (permanece virgen hasta el final de su vida), la modestia en el vestir (manto filosófico), la moderación en el modo de vida y una actitud circunspecta con sus alumnos y con los poderosos.

Conflicto político y asesinato

En los años 414-415 Alejandría es testigo del conflicto entre el prefecto Orestes y el patriarca Cirilo. Orestes –también cristiano– resiste obstinadamente los intentos de Cirilo de reducir el campo de acción del poder civil. Se mantiene intransigente incluso cuando Cirilo intenta una reconciliación. Surgen sospechas entre los partidarios de Cirilo de que Hipatia, amiga del prefecto, ha instigado y apoyado su resistencia.

Los monjes atacan a Orestes, y los colaboradores de Cirilo difunden rumores acerca de los estudios de Hipatia relacionados con la magia, hechizos satánicos, etc. El forcejeo entre el patriarca y el prefecto en materia de poder político y de la influencia de la Iglesia sobre los asuntos seculares termina con la muerte de la filósofa. En marzo de 415 una multitud de partidarios de Cirilo ataca la litera de la filósofa cuando daba un paseo por la ciudad, la matan a golpes, y luego despedazan y queman sus restos.

Orestes no sólo renuncia a la lucha contra el patriarca, sino que abandona Alejandría para siempre. La facción eclesiástica paraliza a sus oponentes por el miedo y pacifica la ciudad; sólo los concejales tratan –con escasos resultados– de intervenir ante el emperador.

En la muerte de Hipatia se refleja también el carácter levantisco y exaltado de los alejandrinos, que en aquella época dio lugar a otros crueles asesinatos de figuras públicas. Así, dos obispos impuestos a los alejandrinos por la corte imperial fueron asesinados: Jorge de Capadocia, que en el año 361 fue atado a un camello, despedazado y sus restos quemados; y Proterio, que en el 457 fue arrastrado por las calles y arrojado al fuego. Igualmente, pocos años después del asesinato de Hipatia, en 422, el prefecto imperial fue muerto en un tumulto.

Simpatiza con el cristianismo

No cabe interpretar la muerte de Hipatia como una consecuencia de la política antipagana emprendida por Cirilo. En los primeros años de su patriarcado, Cirilo acaba simplemente con el templo de Isis en Méneuthé, cerca de Canope, reemplazándolo por el culto de santos cristianos. No persigue a los paganos en la misma Alejandría (aquí le preocupan más los heréticos y los judíos). Y hasta los años 420-430 –tiempo después de la muerte de Hipatia– no lanza un ataque contra el pensamiento y las prácticas paganas en su tratado Contra Iulianum, que refuta el Contra Galilaeos de Juliano el Apóstata.

En cualquier caso habría sido difícil atacar o perseguir a Hipatia en razón de su paganismo, porque a diferencia de otros filósofos de la época no es una pagana activa ni devota. De hecho simpatiza con el cristianismo y protege a sus alumnos cristianos. Dos de sus alumnos son consagrados obispos, entre ellos Sinesio de Cirene, quien profesa verdadera veneración a su maestra. Los paganos y los cristianos que estudian con ella se reúnen en un clima de amistad.

Durante el gobierno de Teófilo, el predecesor de Cirilo, la Iglesia no dificulta sus actividades en la ciudad, en reconocimiento a sus ideas y a su posición. En consecuencia, los seguidores de Cirilo, privados de la oportunidad de atacarla esgrimiendo su paganismo, tienen que acusarla de brujería, de magia negra.

 

Tomado de: Ecuador Ciencia, tomado de: http://www.ecuadorciencia.org/noticias.asp?id=7887

Imothep

Imothep

Imothep puede considerarse el primer científico de la Antigüedad.

El hecho que se le atribuye el ser el arquitecto de la Piramide Escalonada en la entonces moderna ciudad de Saqqara (cerca del antiguo sitio de Menfis). Ésa fue una de las primeras pirámides egipcias, y si Imothep fue o no el arquitecto no lo podremos saber con certeza, pero también se le recuerda -entre otras leyendas- por sus poderes de curación que eran reconocidos en tales relatos, hasta el punto de pensarlo mágico. En tiempos de Ptolomeo, fue deidificado y concebido como el dios de la medicina.

Los griegos le llamaron Imouthes y su leyenda puede haber influido en los relatos sobre Dédalo, que no construyó pirámides, pero está considerado el constructor del laberinto de Creta.

Algunos manuscritos antiguos señalan a Imothep que fue quien aconsejó a Zoser (para quien fue construida la pirámide) sobre cómo apaciguar a los dioses después de que el Nilo se desbordó siete veces, y que habían provocado hambrunas durante siete años.