Hipatia
Nacida hacia el año 370, muerta en Alejandría hacia el año 415. Hipatia es la única mujer que se sabe destacó en la antigüedad. Esto, unido a su belleza y arrojo y la popularidad de sus conferencias, han inmortalizado su figura. Comentó acertadamente las obras de Ptolomeo y Diofanto. Era pagana y a pesar de tener varios obispos cristianos entre sus discípulos fue criticada con serios antagonismos entre los fanáticos de dicha religión.
La biblioteca de Alejandría sufrió varios perjuicios por parte de los monjes que en su furia destructiva acabaron con la mayoría de la sabiduría pagana que allí se custiodaba y en una de esas hordas murió asesinada Hipatia.
Maestra de un círculo intelectual
La filosofía es el otro interés de Hipatia. Gracias a los recuerdos expresados en la correspondencia de su discípulo Sinesio de Cirene (2), sabemos mucho más sobre su docencia filosófica que sobre sus investigaciones matemáticas y astronómicas. No conservamos obras de Hipatia. Lo que conocemos de su docencia e investigación nos lo han narrado sus discípulos. Es posible que ella sea la editora de algunos textos académicos, pero no lo sabemos con certeza.
En su hogar de Alejandría Hipatia crea un círculo intelectual formado por discípulos, algunos de los cuales lo frecuentan durante muchos años. Estos jóvenes llegan de Alejandría, de otros lugares de Egipto, y también de Siria, de Cirene y de Constantinopla. Proceden de familias acomodadas e influyentes; con el tiempo alcanzarán destacados puestos civiles y eclesiásticos.
En torno a la maestra sus alumnos forman una comunidad basada en el sistema platónico de las ideas y en lazos interpersonales. Llaman misterios a los conocimientos que les transmite su “guía divina”, y se niegan a compartirlos con personas de rango social inferior, a las que consideran incapaces de comprender cuestiones divinas y cósmicas.
Las clases privadas de Hipatia y sus conferencias públicas también incluyen matemáticas y astronomía, que preparan la inteligencia para la especulación en niveles epistemológicos más elevados. En ocasiones Hipatia participa en las actividades de la polis, y es una consejera estimada tanto por los funcionarios municipales como por los imperiales que visitan Alejandría.
Hipatia posee gran autoridad moral; todas las fuentes concuerdan en que es un modelo de valor ético, rectitud, veracidad, dedicación cívica y proezas intelectuales. La virtud más admirada por sus contemporáneos es su autodominio o sofrosyne, que colorea tanto su conducta como sus cualidades más íntimas; se manifiesta en la abstinencia sexual (permanece virgen hasta el final de su vida), la modestia en el vestir (manto filosófico), la moderación en el modo de vida y una actitud circunspecta con sus alumnos y con los poderosos.
Conflicto político y asesinato
En los años 414-415 Alejandría es testigo del conflicto entre el prefecto Orestes y el patriarca Cirilo. Orestes –también cristiano– resiste obstinadamente los intentos de Cirilo de reducir el campo de acción del poder civil. Se mantiene intransigente incluso cuando Cirilo intenta una reconciliación. Surgen sospechas entre los partidarios de Cirilo de que Hipatia, amiga del prefecto, ha instigado y apoyado su resistencia.
Los monjes atacan a Orestes, y los colaboradores de Cirilo difunden rumores acerca de los estudios de Hipatia relacionados con la magia, hechizos satánicos, etc. El forcejeo entre el patriarca y el prefecto en materia de poder político y de la influencia de la Iglesia sobre los asuntos seculares termina con la muerte de la filósofa. En marzo de 415 una multitud de partidarios de Cirilo ataca la litera de la filósofa cuando daba un paseo por la ciudad, la matan a golpes, y luego despedazan y queman sus restos.
Orestes no sólo renuncia a la lucha contra el patriarca, sino que abandona Alejandría para siempre. La facción eclesiástica paraliza a sus oponentes por el miedo y pacifica la ciudad; sólo los concejales tratan –con escasos resultados– de intervenir ante el emperador.
En la muerte de Hipatia se refleja también el carácter levantisco y exaltado de los alejandrinos, que en aquella época dio lugar a otros crueles asesinatos de figuras públicas. Así, dos obispos impuestos a los alejandrinos por la corte imperial fueron asesinados: Jorge de Capadocia, que en el año 361 fue atado a un camello, despedazado y sus restos quemados; y Proterio, que en el 457 fue arrastrado por las calles y arrojado al fuego. Igualmente, pocos años después del asesinato de Hipatia, en 422, el prefecto imperial fue muerto en un tumulto.
Simpatiza con el cristianismo
No cabe interpretar la muerte de Hipatia como una consecuencia de la política antipagana emprendida por Cirilo. En los primeros años de su patriarcado, Cirilo acaba simplemente con el templo de Isis en Méneuthé, cerca de Canope, reemplazándolo por el culto de santos cristianos. No persigue a los paganos en la misma Alejandría (aquí le preocupan más los heréticos y los judíos). Y hasta los años 420-430 –tiempo después de la muerte de Hipatia– no lanza un ataque contra el pensamiento y las prácticas paganas en su tratado Contra Iulianum, que refuta el Contra Galilaeos de Juliano el Apóstata.
En cualquier caso habría sido difícil atacar o perseguir a Hipatia en razón de su paganismo, porque a diferencia de otros filósofos de la época no es una pagana activa ni devota. De hecho simpatiza con el cristianismo y protege a sus alumnos cristianos. Dos de sus alumnos son consagrados obispos, entre ellos Sinesio de Cirene, quien profesa verdadera veneración a su maestra. Los paganos y los cristianos que estudian con ella se reúnen en un clima de amistad.
Durante el gobierno de Teófilo, el predecesor de Cirilo, la Iglesia no dificulta sus actividades en la ciudad, en reconocimiento a sus ideas y a su posición. En consecuencia, los seguidores de Cirilo, privados de la oportunidad de atacarla esgrimiendo su paganismo, tienen que acusarla de brujería, de magia negra.
Tomado de: Ecuador Ciencia, tomado de: http://www.ecuadorciencia.org/noticias.asp?id=7887
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