Al marinero / Ana Valderrama
Quisiera un mar, y ante él llevarte. Decir mientras te beso que eres lo más sagrado en esta vida mía. Hincarme frente a las olas y regalarte el reino entero de mi cuerpo. Sentir en mi mejilla la mano de tu amor, que me levante de la arena y me haga tu reina al tomarme tiernamente. Quisiera no más prisas, sólo olas en su ir y regresar y muy a tu lado volcarme loca a cada rato entre tus brazos y tus pies. Mojar la piel y los abrazos. Secar el cansancio y volver a bailar. Toda una mujer quiero ser para ti y tus deseos de niño. Quisiera que esto fuera eterno, entre detener el tiempo y vivir todas las vidas.
Más sobre la autora:
Más sobre la autora. A los dos años tuvo su primer y única partida de barba gracias a la poca fuerza de sus brazos y a su necedad de llegar al otro lado del pasamanos. En 1986, a los 5 años, vio en el cine Labyrinth de Jim Henson y quedó bastante fascinada con aquello de que el Rey de los Goblins se puede llevar a un hermanito menor si se lo pides correctamente; para entonces ella no tenía ninguno. En 1988 nació Emilio Tonalix. Por razones ajenas a su conocimiento el Rey de los Goblins nunca se llevó a Emilio Tonalix, aunque tampoco Ana hizo mucho el intento. Mientras que en Cuetzalan, en la sierra norte de Puebla, el mundo fue maravilloso, en Xalapa, Veracruz significó mudanza en 1992; la maravilla se mutó en un territorio más sombrío y hasta cierto punto nostálgico. Mundos al más puro estilo de Poe y Lovercraft, es decir fantásticos, vinieron a sustituir a hadas, duendes y milagros. En 1994 se enteró de varias cosas como Colosio, Marcos, Salinas y demás y entendió que el mundo es un caos andante. Durante sus tres años de preparatoria gustaba de usar el uniforme azul pastel y no tener que decidir qué ropa usar todos los días, sentarse en las banquetas manía que aún conserva-, ir al cine a ver una película más de una vez manía que aún conserva- como fue el caso de Seven de David Fincher (la cual vio tantas veces como el título), pedir café para llevar con azúcar y caminar con él por el centro manía que aún conserva-, el gusto por platicar y desarrollar teorías sin ton ni son para que, no importa que tan convincentes sean, nunca creerlas del todo manía que también conserva-. Época tal vez de forjar manías que ha mantenido bien conservadas. Después vino la carrera de Letras y el arte de malabarear con las palabras. En el 2000, como por acto de magia, Emilio Tonalix y la autora ya no hablaban idiomas tan distintos y se empezaron a entender mucho mejor. Los mundos al más estilo Poe y Lovercraft pasaron, cual herencia, a su hermano menor. Ahora él toca la guitarra, escucha música con nombres tales como Gothic, Melodic, Death, Black y demás Metal existente. Hace no mucho Emilio Tonalix pidió a la autora que escribiera algunas canciones para Orben, el grupo que está formando y sin más, ella creó una carpeta en su computadora con el título de Canciones para Tonalix.
Más sobre la autora:
Más sobre la autora. A los dos años tuvo su primer y única partida de barba gracias a la poca fuerza de sus brazos y a su necedad de llegar al otro lado del pasamanos. En 1986, a los 5 años, vio en el cine Labyrinth de Jim Henson y quedó bastante fascinada con aquello de que el Rey de los Goblins se puede llevar a un hermanito menor si se lo pides correctamente; para entonces ella no tenía ninguno. En 1988 nació Emilio Tonalix. Por razones ajenas a su conocimiento el Rey de los Goblins nunca se llevó a Emilio Tonalix, aunque tampoco Ana hizo mucho el intento. Mientras que en Cuetzalan, en la sierra norte de Puebla, el mundo fue maravilloso, en Xalapa, Veracruz significó mudanza en 1992; la maravilla se mutó en un territorio más sombrío y hasta cierto punto nostálgico. Mundos al más puro estilo de Poe y Lovercraft, es decir fantásticos, vinieron a sustituir a hadas, duendes y milagros. En 1994 se enteró de varias cosas como Colosio, Marcos, Salinas y demás y entendió que el mundo es un caos andante. Durante sus tres años de preparatoria gustaba de usar el uniforme azul pastel y no tener que decidir qué ropa usar todos los días, sentarse en las banquetas manía que aún conserva-, ir al cine a ver una película más de una vez manía que aún conserva- como fue el caso de Seven de David Fincher (la cual vio tantas veces como el título), pedir café para llevar con azúcar y caminar con él por el centro manía que aún conserva-, el gusto por platicar y desarrollar teorías sin ton ni son para que, no importa que tan convincentes sean, nunca creerlas del todo manía que también conserva-. Época tal vez de forjar manías que ha mantenido bien conservadas. Después vino la carrera de Letras y el arte de malabarear con las palabras. En el 2000, como por acto de magia, Emilio Tonalix y la autora ya no hablaban idiomas tan distintos y se empezaron a entender mucho mejor. Los mundos al más estilo Poe y Lovercraft pasaron, cual herencia, a su hermano menor. Ahora él toca la guitarra, escucha música con nombres tales como Gothic, Melodic, Death, Black y demás Metal existente. Hace no mucho Emilio Tonalix pidió a la autora que escribiera algunas canciones para Orben, el grupo que está formando y sin más, ella creó una carpeta en su computadora con el título de Canciones para Tonalix.
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