Dos poemas / Michael Hamburger / Two poems
Canción silenciada
Oscuros días del año
antes del solsticio, el Adviento
en el detrito de la rasgada arboleda
el cruel viento de los Urales.
El último farolillo de malva
valiente, en silencio se desflora,
pétalos flama, africanos, ahí persisten.
Debajo del manzano pelado
de fruta sin recoger, el amarillo,
el rojo o carmesí, yacen
subsidian el canto de las aves, ciervo.
Su anochecer sólo permite
una medio recuerdo de luz
Es tordillo cielo nube emplomado
La estrella en parpadeo que se oculta
Chifla el frío entre las fibras que el techo levanta
Para dar brote y sostenerse
y danza sus miembros entumecidos
que los ritmos de la ausencia baten.
Un hombre sordo canta cerca,
viene, la alabanza de los que esperan,
Servil, a la expectativa
del eterno aún no.
Neva dentro
1
Árboles pelados,
arbustos pelados en flor,
lejos, en el prado del agua.
el aire también se vuelve blanquecino
cisnes camuflados al punto
de la perfección, invisibles,
mientras que el hambre obliga
a los pocos oscuros ciervos muntjac
a violar céspedes cercados,
-expuestos- sus ojos deslumbrados
cuando los rayos del sol irrumpen
destellando tanto blanco que
se torna pelusa.
2
Pero para el lechero, el lavandero
quienes desafiaron al cortado riel
el aguanieve y hielo en la quietud
no inmiscuyen menos blanco.
Los periódicos, el correo suspendido.
Lo que se mueve es el viento,
nube de masa ahora espesa, ahora rota,
los pájaros pequeños en movimiento tiemblan
hojuelas escamas cargan, es forraje;
Y, más allá del dominio de la nieve,
las lenguas elocuentes como siempre, menean
su necesidad de la así llamada guerra.
3
La habitación y el alimento
sienten, sufren esta necesidad:
un bien del petróleo ansía el del otro,
Luego más y más, y después todo.
Cubiertos de nieve, los esquimales
tuvieron suficiente con su era de hielo,
en nieve caliente como el oso polar,
La humanidad en su mayoría podía reír.
La paz blanca, la blanca poesía.
Floreció la luz cruel
hasta ser también ellos mimados,
y tirpular las máquinas de la codicia.
4
Aleros, ramas que ahora gotean
han llevado a la casa el periódico,
pizca de frío que adormece,
nuestra normalidad en descongelación.
Traducción: Marcela Chacón Ruiz
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